En búsqueda del mesías:Padres que presionan a sus hijos en el deporte




Por Juan Ignacio Moreno
Es inevitable no sentir resignación al ver como algunos padres, por no decir la mayoría, sienten que sus hijos van a ser la salvación económica de la familia. Quizás muchos no pueden entenderlo, pero esos chicos sienten una presión que los hace sufrir y puede bloquearlos.
Son muchos los deportistas frustrados que se encuentran divagando por la vida, algunos no pudieron seguir con sus deportes por alguna lesión, otro por problemas económico o familiares, o muchos no eran buenos en su actividad. Si se ven tantos ex chicos que no llegaron a ser deportistas profesionales, ¿por qué los padres les exigen tanto?

Esto puede verse en las canchas marplatenses de fútbol, donde juega la categoría 98´, 99´, 00´, o también llamadas novena, octava o la séptima. Padres que en vez de pasar un sábado viendo a su hijo divertirse, van a liberar la mala energía y todas las frustraciones habidas y por haber con el desempeño de sus hijos en la cancha. Hombres que se agarran al alambrado como si fuera el “Tano” Pasman viendo a su equipo descender, olvidándose que es su hijo de 12, 13 o 14 años, que intenta lucirse para conformar a su padre. 

Los sueldos elevados de los futbolistas profesionales hacen que  algunos se relaman pensando que su hijo pueda llevar ese dinero a su casa en tan solo cinco años, cuando el pibe debute en primera. “No sabes, los sueldos de la reserva son de 7 lucas”, dicen algunos  y los ojos se les  iluminan como si estuvieran viendo el dinero en sus manos.

La ex campeona del mundo de Patín y psicóloga marplatense Silvina Posada (M.P. 47273) sostuvo: “Hay casos de padres fanáticos que cambian el comportamiento si el chico ganó o perdió. Está en juego que se pueda salvar la familia económicamente. Para muchos padres está en juego sus propios deseos que no pudieron cumplir. Ven en el hijo una prolongación de sí mismo y proyectan en ellos lo que no pudieron lograr o alcanzar.”

¿Qué se puede hacer ante esto? Ir y comprobarlo los sábados a las mañana en clubes como Once Unidos, River Plate (Mdp) o en el predio de Aldosivi “Salvador Tatore Vuoso”, entre otros. Estos escraches a la juventud se ven todos los días, hasta en los entrenamientos diarios. 

Es difícil encontrar culpables acerca de por qué algunos padres exigen así a sus hijos, aunque los reglamentos de los torneos infantiles de fútbol tienen errores que los autoproclaman responsables. Se juegan  torneos por puntos. Desde muy chicos, los pibes conviven con el “gané o perdí”, y no los deja aprender a divertirse. Silvina Posada afirmó: “El deporte tiene que fomentar valores”.

A su vez Posada recomendó que la familia debe acompañar lo que el chico elige, siempre es bueno que sepa el esfuerzo que se realiza, de esta forma, se inculca una actitud responsable. Además hacerle entender que debe comprometerse con la actividad. Es sabido que en período de iniciación deportiva, el chico en agradecimiento no va a  ganar. Es importante que el chico se divierta.

Si no habría torneos de liga desde una edad tan corta, por ahí se evitaría la sobreexigencia de los padres. No se contarían los goles y se evitaría ese clima enrarecido que se ve día a día en las canchas de fútbol infantil.

Los padres hacen sentir mal a sus hijos y apuntan contra la salud física de los rivales con frases como “rómpele el tobillo”, “apuntale a la rodilla” o “que no te pase, bajalo”. Partidos de chicos se vuelven auténticos griteríos, hasta se encuentran padres que se insultan entre ellos, porque su hijo le hizo algo al hijo del otro. 

También se encuentran los ubicados que van con el mate bajo el brazo y se encargan de mirar mal durante todo el partido al desubicado que grita como un loco.

Posada reflexionó: “Un deportista en iniciación que es presionado por su entorno puede abandonar la actividad que realice, se puede deprimir, hasta puede tener lesiones recurrentes como desgarros, fatigas musculares y bajar su rendimiento. Cuando el cuerpo no está bien habla. “

No solo en el fútbol se ve esta actitud. Hay deportes que convocan a muchos deportistas y también entran en juego diferentes cuestiones que los padres  aprovechan para tomar protagonismo como ganarle al equipo del padre que le saco el lugar en el estacionamiento. Clásicos marplatenses que se dan en el rugby entre Mar del Plata Club y Sporting, en que se viven autenticas batallas, no solo la primera división, sino también las categorías infantiles. Y los dichosos padres utilizan esa excusa para vengarse de alguna cuestión que a ellos les importa.

Otro deporte que convoca muchos pequeños deportistas es el básquetbol, donde puede llegar a verse a padres rondar por la cancha, siguiendo a su hijo para darle indicaciones de donde tiene que pasar el balón. Con palmas en la espalda, los padres intentan motivar a su hijo, como si le sirviera de envión para correr más rápido y así convertir una bandeja a la carrera o un triple en el último minuto, cuando en realidad no hace más que perjudicarlo, ponerlo nervioso y sentir vergüenza.

Ni bien termina el partido, el “11” del equipo está cansado y lleno barro:
-¿Cómo te fue en el partido?
- Bien, me gané $40
-¿Por qué te ganaste $40?
-Porque metí dos goles y mi papá me de $20 por gol que meto.