Argentina entre los países más adictos a las cirugías estéticas

Ahora los plásticos son otros,

 en vez de reuniones de tupper hay de botox


Por Carolina Díaz, Natalia Giacobone y Victoria Zamboni

El mundo plástico surge de un universo paralelo en donde la perfección no tiene límites. La idea del hombre perfecto no nació con los cirujanos, pero hoy en día son los que tienen el control de capturar esta idea y tallarla  con su bisturí.

Una de las principales influencias, además de los medios de comunicación, es el mundo que rodea al paciente. Algunos de ellos acceden a este tipo de intervenciones por decisión propia o por salud,  pero la mayoría lo hace por el que dirán.

Argentina se ha convertido en la “república plástica”  por el bajo costo de las operaciones y  la mediatización.  Dentro de América Latina, nuestro país se ofrece como un destino médico turístico, posicionándose dentro de los 25 países en donde se realizan más cirugías estéticas practicadas junto con Brasil, México, Colombia y Venezuela, según el estudio global de Procedimientos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS).

Dentro de las cirugías más realizadas se encuentran la rinoplastia, el aumento mamario, la liposucción de distintas partes del cuerpo y la reducción de senos en los hombres, aunque en los últimos años el implante de glúteos se ha puesto de moda.


Estas intervenciones no son un simple trámite. Tienen riesgos durante y después de realizarlas. El sangrado interno es una de las principales complicaciones del post-operatorio que a veces la única manera de solucionarlo es volver al quirófano en donde se arriesgan a infecciones, malos resultados, entre otros, y como toda operación está el riesgo de la muerte. 


La palabra estética, según la Real Academia Española, es lo relativo a la percepción o apreciación de la belleza. Es la armonía y apariencia agradable a la vista, aunque no es lo que siempre dejan las intervenciones plásticas. Generan con los años monstruos en serie que ya ni los propios cirujanos quieren tocar.



“La plata no es un problema para los pacientes, ellos mismos luego se olvidan de como empezaron”, expresó Andrea Mastrolía, Cirujana General con siete años de experiencia en estética (Matrícula 94054), refiriéndose al tratamiento que se les da a los pacientes antes y después de la operación. Se les muestra fotos del antes y después durante un año de seguimiento y control médico de la clínica.






Xipo, lipo y tantas aberraciones más…


En una vereda la caja boba, las revistas y las repercusiones en todos los medios sobre las declaraciones de los famosos, y enfrente, los espectadores, personas en general, simples, que deben trabajar todos los días para llegar a fin de mes, sentados frente a la tecnología que les demuestra la supuesta belleza, mucho dinero y la vida fácil.

“Tengo que llegar divina al verano”, afirmó Victoria Xipolitakis antes de someterse a su última operación, en la cual decidió hacerse una liposucción de espalda, sí, leyó bien, una liposucción de espalda. Entonces, reflejando las palabras de quienes tienen tiempo televisivo, y bastante, cualquiera podría pensar que para llegar bien al verano debe someterse a este tipo de intervenciones estúpidas y sin sentido.


“La belleza que muestran no es real”, sostuvo Andrea Mastrolía al referirse a los personajes que aparecen en los medios de comunicación y al tipo, y las cantidades de operaciones estéticas que tienen realizadas. Además agregó que muchos pacientes llevan fotos para que les realicen intervenciones similares a los modelos que les muestran. El problema llega cuando deben comunicarles que nunca van a quedar así, y que a veces sus rostros no concuerdan con el tipo de nariz, o cualquier otra parte, que desean tener. Y, lo peor del caso, es que muchas veces no aceptan los consejos y deciden realizarse igual las operaciones.

Dentro de los personajes más llamativos en los medios de comunicación podemos encontrar al recientemente fallecido Ricardo Fort sometido a más de 27 cirugías estéticas, sin tener en cuenta las que se realizó por cuestiones de salud, entre las cuales se puso una prótesis en la pera, se retocó los pómulos, el torso y se implantó tres centímetros de talones para ser más alto.


Momento equivocado


La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de cambios constantes, tanto físicos como emocionales.  Es el período que marca el proceso de transformación del niño en adulto. Es una fase  de transición que tiene características particulares. Constituye una etapa de descubrimiento de la propia identidad tanto psicológica como sexual  así como el desarrollo de su autonomía individual.

Suele ser la etapa de mayor conflicto con los padres mientras buscan una identidad propia dentro de la familia más allá que la del niño o la niña de antes. Buscan más cercanía de sus compañeros y una aceptación constante.  Poseen el deseo de tomar sus propias decisiones y rebelar contra las limitaciones de la disciplina de padres, tras las presiones que reciben  por las expectativas puestas en ellos por los adultos con los que conviven, y las influencias sociales que cada vez son más fuertes  y los llevan a actuar de cierta manera para pertenecer al grupo social determinado.

Una decisión para toda la vida no se puede tomar en un momento de inmadurez psicológica y emocional. El cuerpo está en pleno crecimiento. Es por eso que si los adolescentes se van a someter a una cirugía estética tienen que tener en cuenta de no ir solos a la consulta con los cirujanos plásticos. El profesional evaluará el estado del paciente y si es apto para intervenirlo quirúrgicamente. El apoyo de los padres es esencial en esa primera consulta. El adolescente tiene que sentir que está acompañado.

Al decidir realizar la operación, los menores necesitan la autorización de sus padres para seguir con el protocolo médico, de lo contrario no podrán acceder al quirófano. “En Mar del Plata aproximadamente de 25 intervenciones estéticas, 5 son realizadas a menores”, confirmó la cirujana.

Es importante que los adolescentes estén preparados psicológicamente para las consecuencias y los riesgos de una cirugía plástica. Puede ser que esa intervención no cumpla con sus expectativas, es por eso que el apoyo psicológico es esencial.

La baja autoestima, el entorno y las modas hacen que los adolescentes tomen decisiones para tratar de sentirse mejor con ellos mismos. Muchas veces el camino para la felicidad son las cirugías estéticas. Modificar partes de su cuerpo no modifica la tristeza ni la depresión, tampoco hace que una persona sea más querida o más aceptada. Una intervención quirúrgica no tiene que ser el remedio para sanar esos problemas.

“¡Hoy juega el Verde!”



Por Matías Saldívar

  


Día de fútbol en Mar del Plata. Juega Aldosivi. El equipo de la ciudad recibe  a Boca Unidos de Corrientes por la octava fecha del Nacional B. La hora del partido: 19.15, de un miércoles laboral.  Eso no impide que en el barrio (en los barrios) se junten las bandas aldosivistas. Se amontonan en las esquinas para pintar murales con los colores y dibujos del club, para preparar el cóctel –que no se mezcla sólo- para la caravana canchera, para crear canciones y, frecuentemente, para hacer bardo: pelearse con hinchas de otros equipos o con la policía, o romper  y saquear comercios. 

En Estación Camet, un pueblo ubicado al norte de General Pueyrredón en el Km. 393 de la autovía 2, los hinchas de Aldosivi se juntan en la plaza del barrio o detrás del “Paredón”. Una casilla precaria a la vera de las vías a Buenos Aires. Techo de chapa (como las del gallinero de al lado), con las maderas pintadas prolijamente “por los pibes” del Tiburón, con sus colores y el escudo del portuense. En frente, campo. Tan lejos del Puerto pero con el mismo sentimiento.

Se reúnen para esperar “el escolar”. Ese colectivo que los tiene que llevar al estadio José María Minella. Aunque antes deberá ir al barrio Los Pinares – a levantar a la banda de aquel sector de la ciudad- y al (barrio) San Martín, desde donde sale el grueso de la hinchada.

“El escolar salía muy caro”, informa “El Tatán”, un referente de la banda de Camet, y los pibes van a la cancha “en un camión de diarios”. Orgullosos, locos, delirantes, contentos – aunque el presente del equipo no les de motivos-. El camión que trae el diario Clarín desde la Capital Federal es el que ahora transportará a los hinchas de Aldosivi a la cancha.  El chofer se llama Ariel (35) y también es hincha del Verde: “Es la primera vez que llevo a los pibes en el camión del laburo”, confiesa.

Ellos y ellas, porque hay 5 damas entre 50 pibes, alucinan sobre la caja del camión. Van con los portones abiertos (“porque sino no hay aire”) y casi a oscuras. Casi como la caja de un camión celular. Sueñan con las rayas blancas pintadas sobre el asfalto. Arrancaron. Los sigue detrás un Renault Clío a pura bocina.

Ya en el barrio San Martín, al otro lado del territorio marplatense, se encuentran con “La Gringada” de aquella zona. Más camiones, autos, chatas, motos, bicis y gente a pie cantan, bailan, saltan, fuman, toman, gritan, se unen en una misma voz: la de la pasión. Las motos “hacen punta” en la caravana que sale dos horas antes del partido. Cortan el tránsito sin custodia (en ciertas ocasiones resulta mejor así) y encaran para el Mundialista. 

Los semáforos en rojo son violados como una demostración de “aguante”. “Los de las motos” se pelean con los conductores apurados que quieren cruzar porque la luz verde se los permite. “¡Hoy juega el Verde!”, es el grito que justifica su accionar.
Bombas de estruendo, bocinazos, fuegos artificiales, bombos, banderas, binchas. Gorros también. Todo sirve para decorar la ilusión.

El recorrido elegido por la muchedumbre –casi 300 personas participan de la caravana- fue: la calle Gianelli, la avenida 39, avenida Peralta Ramos, giro a la izquierda (prohibido) en Vértiz, a la derecha en Coronel Vidal para desembocar en avenida De las Olimpíadas y el acceso sur del estadio.

Una vez ahí, la policía los separa para un costado del resto de la gente que sacó la entrada en boletería y los obliga a formar una fila para entrar a la popular Sur. La fiesta sigue en la cancha.

Hasta que las hormonas nos separen

Por Carolina Díaz



Se dice que las mejores canciones se escriben cuando el artista está triste o le partieron el corazón. Las mejores películas, novelas y cuentos nacieron a partir del sufrimiento del escritor a raíz de un desamor. Según la Real Academia Española, amores un sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. En la primera etapa del enamoramiento todo es color de rosa. Las mariposas invaden las panzas, los ojos brillan como nunca, el corazón late muy fuerte, las manos transpiran, pero, ¿Qué sucede cuando ese mágico momento desaparece? ¿Existe un culpable?


El amor es una mezcla de sustancias químicas que se activan sólo en ciertos momentos cuando se siente atracción por alguien. Estas “moléculas” son la dopamina, la oxitocina, la vasopresina y la feniletilamina. Conviven juntas solo en la primera etapa del enamoramiento. 

La dopamina es la sustancia que se libera en momentos de placer. La feniletilamina (FEA)es la hormona culpable de la sensación de “volar por los cielos”. Es una anfetamina natural que aparece cuando hay atracción ya que da energía al organismo. La sustancia más conocida por sus propiedades en el parto y en la lactancia es la oxitocina pero estas no son sus únicas cualidades. Se la considera como “la hormona del abrazo” ya que, tanto hombres como mujeres, la liberan cuando se abrazan. Hace que la pareja se sienta más vinculada y cercana emocionalmente,  La vasopresina es la “sustancia de la fidelidad”. Cuando hay niveles bajos de esta hormona la monogamia desaparece.

Las moléculas del amor no duran para siempre. A medida que va pasando el tiempo, el nivel de estas hormonas va decayendo al igual que los sentimientos hacía esa persona que en un principio no nos dejaban dormir, comer ni pensar en otra cosa.

La culpable de que ese momento mágico desaparezca es la feniletilamina. Los niveles altos duran entre dos y tres años y luego de esto comienza un periodo de seguridad y de comodidad que llevan a una posible separación. 

El remedio ideal para el desamor es el chocolate. Al ser rico en feniletilamina genera en el organismo similares sensaciones que ocurren cuando se está enamorado. Las películas románticas “pochocleras” muestran a las mujeres comiendo bombones, helado y barras de chocolates a kilos cuando el mal de amores llega a sus vidas. La tendencia compulsiva a comer chocolate es un intento de recuperar los niveles de FEA perdidos a causa del desamor. Es una medicina natural para sanar “el corazón roto”. 


Según estudio hecho por la Profesora e investigadora Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell en Nueva York, “"Los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses”. Tiempo suficiente para conocerse y dejar descendencia.

Una de las investigadoras, especialistas en describir el comportamiento del AMOR, es HelenFisher , antropóloga biológica de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey Estados Unidos y autora del libro ¿Por qué amamos?. Ella realizó varios experimentos donde estudió el comportamiento del cerebro en las personas enamoradas. “El animal humano quizá fue creado para tener una serie de relaciones sucesivas, aunque no todos se separan. Hay matrimonios que duran toda una vida. El cerebro es un órgano muy flexible, y diferentes personas manejan esos sistemas cerebrales de forma distinta; unas forman un matrimonio para siempre y otras sienten gran cariño por su pareja, pero al tiempo pueden enamorarse de otro”, expresó Fisher en una entrevista para la revista española Muy Interesante.

En Argentina, los divorcios en la década de 1990 eran de 87 cada 24 horas. Entre 2001 y 2010 pasaron a hacer de 172 diarios. Los cambios culturales, las crisis económicas, la aparición de Facebook y las hormonas serían los supuestos responsables. Lo único que se sabe es que el chocolate funciona, a veces, como un sanador de las heridas del amor.

Obesidad: en busca de una salida



Por Lorena Araya, Carla Cheves y Andrea Argüello

 La obesidad severa o mórbida implica que una persona determinada tenga un peso de aproximadamente 45 kilogramos por arriba del pesaje corporal ideal. Es una enfermedad crónica, multifactorial, que se asocia con una serie de complicaciones que llevan a la prematura incapacidad y en algunos casos hasta la mortalidad.

Se han recomendado a lo largo del tiempo, dietas de bajas calorías, la medicación específica, la modificación en la conducta y hasta terapias de ejercicio. Sin embargo, cuando nada responde, el único tratamiento de eficacia comprobada a largo plazo para solucionar esta enfermedad es muchas veces, una intervención quirúrgica.

Una paciente de la clínica Ci.Lap Obesidad (Cirugía Laparoscópica), Laura Musi, comentó acerca del proceso que lleva el tratamiento: “Tuve que prepararme 15 días antes con una dieta a base de líquidos sin ingerir nada sólido hasta la mañana de la operación. Sólo podía ingerir agua, jugo, caldos de verdura y gelatina. Sin embargo, antes de que realizara esta dieta, consumía entre comidas batidos proteicos para calmar la ansiedad y cubrir el requerimiento calórico necesario porque no ingería comidas”.

En estos tiempos, luego de que se haya aprobado la Ley de Obesidad, que regula, entre otras cosas, que cada mutual debe cubrir cualquier tratamiento de forma ambulatoria de un paciente que demuestre tener obesidad, los avances tecnológicos permiten soluciones más confiables y certeras que las que existían antes. Al considerarse a la obesidad como una enfermedad hay que resaltar que al serlo, es de vital importancia tener un seguimiento riguroso de cada caso.

Es probable que intervengan muchos factores para llegar  a este padecimiento crónico, ya que si no se trata a tiempo, acompaña al paciente “toda la vida”. Lo más común en el caso de la obesidad es el consumo de excesivas calorías, con un gasto energético bajo. Además puede que esta situación resulte de una combinación de influencias genéticas, psicosociales, ambientales, sociales y culturales, que interactúan y dan un resultado que afecta tanto la regulación del apetito como el metabolismo de energía. No es solamente una falta de control simple por parte del paciente. Es mucho más que eso.

“No sabía nada de esta solución definitiva. Me sentía mal con la persona que veía en el espejo, me encerraba en mi misma y lo que me llevo a decidirme fue el rechazo y la discriminación que sufrí durante mi adolescencia. Me dije: ‘basta, debo hacer algo por mí, este es mi momento’”, confesó Laura.

Cuando los tratamientos médicos y dietéticos han fallado una y otra vez, solamente la cirugía puede introducir los elementos válidos para lograr un descenso satisfactorio y  sostenido en el tiempo que sirva para  eliminar o curar las complicaciones que la enfermedad genera.

Los procedimientos quirúrgicos más conocidos son: la banda gástrica laparoscópica ajustable, el bypass gástrico y la manga o sleeve gastrectomía.
Para describirlos básicamente hay que tener en cuenta que cada intervención tiene sus ventajas/desventajas y solo el especialista puede tener la última decisión, ya que cada persona es “un mundo”.

-Banda gástrica: consiste en colocar una banda o cinturón de 1,5 centímetros alrededor de la parte superior del estómago. Esto crea un pequeño reservorio y una salida fija hacia el estómago inferior.
 


-Bypass gástrico: en este caso se divide el estómago y se forma un pequeño depósito. Este nuevo elemento se conecta a medidas diversas de su propio intestino delgado, que se ha construido de modo que se forme una rama con forma de “y”.


-Manga o sleeve: se separa el estómago en forma vertical y se forma un tubo gástrico cuya capacidad es alrededor del 10 % del original. El 90 % restante se extrae fuera del organismo, ya que el mismo no queda conectado al aparato digestivo, como las anteriores intervenciones. Es un procedimiento que conlleva menor riesgo a complicaciones durante/post operatorias y menor tiempo quirúrgico.


Para escoger entre una u otra opción se evalúan en casa caso las preferencias del paciente y los hábitos alimentarios del mismo.

En la ciudad existe una clínica llamada Ci-lap (dedicada solo a la obesidad), que cuenta en todo momento con un equipo de profesionales (nutricionistas, psicólogos, cirujanos y médicos clínicos) que siguen paso a paso el desarrollo y evolución de cada paciente y lo acompañan en cada etapa que enfrenta.

Cualquiera de estos tratamientos requiere de una buena predisposición del individuo, una gran constancia/determinación y mucha paciencia. No hay que dejar de notar que es un padecimiento que tiene solución, y que los avances en la medicina han permitido que la persona pueda salir de esta situación. La obesidad es una enfermedad y por lo tanto hay que tratarla como tal. Si se quiere se puede.

Al salir del quirófano, la paciente manifestó que al principio le costaba reaccionar por el efecto de la anestesia. Luego de dos días, fue dada de alta y pudo volver a su casa con un control estricto de su salud y con reposo de casi 20 días. “Tanto esfuerzo valió la pena, fue un antes y un después en mi vida”, destacó.

Nadie dice que sea fácil encontrarle la salida, pero de eso se trata la vida, de tomar riesgos para tener resultados favorables. Nada llega solo porque sí, pero la decisión es únicamente de cada persona. Una vez que hay ganas de cambiar la realidad, todo se puede lograr. Existe una luz al final del camino, no todo está perdido cuando de verdad se tiene ganas de luchar. La obesidad no la padecen todos, pero realmente convivimos con ella 24 horas al día. Basta mirar al alrededor para notarlo, por eso atentos. El cambio empieza por uno mismo.



Cuerpo de mujer, mente de niña






Por  Pablo Pascual



Ser madre es uno de los proyectos mas importantes en la vida de una mujer, muchas de ellas, en algún momento de su vida sienten el deseo de concretar la maternidad. En los últimos años este compromiso se ha tomado de manera irresponsable en algunos sectores de la sociedad.

Según estadísticas del Ministerio de salud de la Nación, cada día nacen en el país 8 bebes de madres prematuras. Una adolescente, puede tener el desarrollo físico de una mujer adulta, si se arregla, se maquilla o se viste de manera provocativa, puede aparentar más edad. Pero emocional y psicológicamente sigue siendo una niña.

En Mar Del Plata, la ONG  Ceremap trabaja con adolescentes que pasan por esta situación. Brindando diferentes talleres (peluquería, cocina y manualidades), para aquellas mujeres que fueron madres a una edad temprana y necesitan realizar otra actividad que no sea solo dedicarse al bebé.

Ana Clara Vidal, es estudiante avanzada de trabajo social y coordina estos espacios que brindan contención a las menores que atraviesan esta problemática. Para ella, la cuestión no pasa solo por la prevención sino también por la contención de la familia. 

“El embarazo precoz, se da en todas las clases sociales, varían según los recursos que tengan cada una. Nosotros intentamos que, a través de esta asociación, se haga entender de las madres  adolescentes, que ser mamá no excluye el proyecto que tenían para su vida”, indicó la profesional.

Yamila Maydana participa en esta institución, las circunstancias la llevaron a vivir esta temática. Tiene 15 años y es madre prematura. Soltera y sin contención por parte de la familia, cría a su hijo en la casa de una amiga. “Dejé la escuela cuando me enteré que estaba embarazada. Mi familia quería que lo aborte les dije que no, me trataron muy mal, tanto que me tuve que ir de mi casa”, contó Yamila con tristeza y agregó con cierto optimismo: “Hoy lo único que me da fuerza para seguir  es la vida de mi hijo”. 

Las expectativas van forjando actitudes, conductas y pensamientos. Dar a luz es un acto que debería ser tomado con amor  y responsabilidad. En el momento y en el lugar indicado.
 
Causas:
  • Falta de información sobre métodos anticonceptivos
  • Abuso sexual
  • Falta de comunicación
  • Falta de autoestima
  • Inicio precoz de relaciones sexuales
  • Falta de educación sexual

Consecuencias:
  • Trastornos psicológicos
  • Nacimientos prematuros
  • Padres ausentes
  • Sentimiento de culpa
  • Deserción escolar y laboral
  • Abortos espontáneos







El traslado del Municipio: La otra cara






Por  Alfonso Colombo, Gonzalo Di Leva, Nicolás Gallardo y Juan Ignacio Moreno

El traslado del Municipio hacia el barrio Libertad es un tema latente en el ámbito local. El proyecto que lidera el intendente del Partido de General Pueyrredon, Gustavo Pulti, consta en el traslado físico de las oficinas administrativas del actual Palacio Comunal, hoy en día ubicado en las calles Hipólito Irigoyen entre Luro y San Martín, a las inmediaciones del Barrio Libertad, precisamente en la Avenida Libertad y Tandil. Allí posee las tierras el Club Unión, que cedería las tierras a cambio de unas hectáreas en Parque Camet  y un resarcimiento económico.

Desde Acción Marplatense se argumenta que este proyecto permitirá que Mar del Plata tenga una nueva centralidad, es decir, que los vecinos de los barrios periféricos de la ciudad no necesiten dirigirse al centro para realizar cualquier tipo de trámite. Al respecto, el secretario de Gobierno,  Marcelo Artime señaló: “Nos parece un proyecto muy importante, que va de la mano con el Plan Estratégico y el Plan Maestro de Transporte y Tránsito, y lo que hace es que el Estado este en la zona oeste, que es una de las zonas más necesitadas de Mar del Plata.  Esto tiende a formar una nueva centralidad, es decir que los vecinos del barrio Jorge Newbery, Libertad sientan que esta en su centro, sin necesidad de venir al centro histórico de la ciudad”.
 
Sin embargo, a la hora de poner en la balanza todas las cuestiones que hacen a una medida de tamaña envergadura, existen diversos matices que hacen dudar acerca de lo prioritario de este proyecto, que volvió a la  agenda tras la suspensión de la creación de la Policía Comunal.
Por un lado, el primer tema en cuestión es el financiamiento, pieza clave para que todo esto se pueda realizar. Desde comienzos de este año, el anterior secretario de Hacienda, Santiago Fernández destacó que el déficit del  Municipio cerró, en 2012, en 27 millones de pesos, y que, además, la provincia giró 80 millones de pesos menos por coparticipación. Ante esta situación, la oposición estimó que el número llegaría a los 200 millones.  Contrastando ambas cifras, el concejal de la Agrupación Atlántica, Carlos Arroyo responsabilizó de una “pésima administración” en este último tiempo y subrayó algunas inversiones. Una de ellas fue “las erogaciones en alquileres de inmuebles y los pagos efectuados a la policía para que acompañe al personal de Inspección General y Tránsito en los operativos, en lo que se dedicó más de 6 millones de pesos. Además, haberle destinado ya 2,2 millones de pesos a la UBA y a Flacso para hacer un estudio sobre el Transporte y el Tránsito para que nos digan que en Mar del Plata hay muchos autos, que hay que construir estacionamientos subterráneos y que se debe reformular el sistema de transporte".


No obstante, el mismo Artime indicó que el financiamiento sobre el diseño del nuevo Municipio es gracias al BID (Banco Interamericano de Desarrollo). “Hoy al Municipio no le esta saliendo un peso ya que el proyecto arquitectónico esta financiado por el BID, que también creemos que puede financiar la construcción del edificio”, declaró el funcionario que no especificó ningún plan concreto de financiamiento cuando los anuncios sobre el acuerdo final con Unión están a punto de realizarse.
 
Por otra parte, otra arista parte por el actual panorama que se vive en el barrio Libertad, en el cual se realizaría este proyecto. Una zona donde a mediados del año pasado echaron al subcomisario Alberto Rosso, por los diversos problemas que afrontó en su cuadrilla, entre ellos la extrema inseguridad, zonas por donde se comercializa libremente droga, desarmaderos ilegales, y las ya características trata de personas. Sin embargo, las falencias de este sector, que lo acompañan barrios como Jorge Newbery, son los severos índices de indigencia, analfabetismo y falta de trabajo, en una de las ciudades con mayor desempleo bajo las últimas mediciones del INDEC (9% cuando el promedio en el país es del 7,8%). 


Ante esta problemática, el presidente del Club Unión, Juan Rey, señaló su preocupación ante la situación de la zona: “Hace más de dos décadas que el predio esta destruido. Desde entonces que las características de la zona impedían que Unión siga entrenando allá. Nos robaban todos los días, se nos hacía imposible seguir yendo por lo que ahora no hay casi actividad, necesitábamos cambiar de aíre”.

Vale destacar que en la zona no se ha completado la colocación de desagües, cloacas y sólo está pavimentada la avenida Libertad. A su vez, el transporte que llega hasta el lugar es poco ya que sólo el la línea de colectivos 532 pasa por el hoy predio de Unión. El 511 y 512, pasan a más de cuatro cuadras.

Bajo esta temática, Artime aseveró que “la presencia del Municipio, en materia de seguridad, obviamente va ser importante, no solo en el barrio Libertad sino en todos los de la ciudad. La creación de la Policía Municipal va acompañado de la prevención y patrullaje en estos puntos de Mar del Plata, que más los necesitan”. Estas fueron las palabras del funcionario que responde a  Acción Marplantense, quien tomó una presunta realización de la Policía Comunal a través de una Consulta Popular que no se realizó hasta el momento. 

Cuando se habló de generar una nueva centralidad, en este caso en la zona oeste de la ciudad, la edil por la Unión Cívica Radical, Vilma Baragiola, en conjunto de su par Mario Rodríguez, señalaron que una verdadera descentralización no sería trasladar las funciones a un solo sitio, sino que “se generen pequeños Centros Cívicos en el norte, sur, este y oeste de la ciudad, como también que haya en el puerto, Sierras de los Padres, Batán y otros destinos”. Asimismo, Rodríguez remarcó: “Este nueva Municipalidad en el Barrio Libertad haría que familias que viven a cientos de cuadras tengan que trasladarse por toda la ciudad para ir a una zona que no conocen y así, tardar mucho más que donde hoy en día se encuentra las funciones administrativas de la Comuna”. Por su parte, Baragiola adujo a que las autoridades municipales han archivado todo proyecto de cara a esta iniciativa.

Financiamiento inconcluso, déficit cada vez más importante, un barrio que carece de servicios básicos y la inseguridad como denominador común, hacen dudar de este proyecto prioritario del intendente Pulti, quien retomó el tema una vez que no concretó la creación de la Policía Comunal. ¿Una Movida electoral?

Candy Crush: ¿Una moda inofensiva o un comportamiento adictivo?




 Por Mora Di Paolo
El uso de internet, sobre todo desde las redes sociales ha fomentado que público de diversas edades pase más tiempo de lo recomendado sentado frente a la computadora. Cuestión poco novedosa en estos días. No hace falta introducirnos en el campo de la nostalgia a la que todos nos remitimos cuando usamos frases tales como "antes se jugaba en la calle" o "se pasaba mas tiempo con los amigos cara a cara". Eso cambió, no sirve rememorar ahora antiguas pero no lejanas épocas.
Los juegos virtuales han acaparado los momentos de ocio de muchas generaciones que, en mayor o menor medida se ven atrapadas por el novedoso azar, los sonidos, los colores y la competencia entre "amigos".
Un ejemplo que causa furor en el mundo entero es CandyCrush Saga, un videojuego lanzado en el año 2012 con mas de 45 millones de usuarios alrededor del mundo, incluso hasta con una canción que fue viral en Youtube en pocas horas. No es menester de esta nota indicar reglas generales y desarrollo de su jugabilidad. De ella podrían hablarle cualquier conocido, amigo, pariente o vecino, pues algo es seguro: todos tenemos alguien cercano que juegue al Candy Crush.
¿Cuál es la barrera entre divertirse diariamente con un juego de Facebook y convertirse en adicto? La respuesta no es simple, incluso es bastante compleja si se tiene en cuenta que no todos se creen capaces de asumir su adicción al jueguito de las golosinas. Nadie parece estar al tanto de lo que a simple vista puede ser un juego inofensivo pero que en los casos más extremos puede llevar a muchos usuarios a sufrir el mal del siglo XXI denominado Ludopatía Virtual.
¿Qué es la ludopatía virtual? Es un trastorno en el control de los impulsos que lleva al uso desmedido de juegos y prácticas de azar mediante sitios web.
Muchos aficionados a este juego dirán que las consecuencias de su uso son inofensivas, pues tienen la "situación controlada". Saben en que momento del día detenerse para seguir haciendo sus actividades o creen no tener un problema mayor, solo quieren divertirse un rato. Aún así, existen casos en los que se piensa constantemente en resolver cada uno de los niveles que el juego ofrece, incluso a la hora de descansar se imaginan cual será la estrategia del día siguiente.
En los últimos días y debido a la enorme popularidad que adquirió el Candy Crush, se han hecho varios estudios que comprueban, entre otras cosas, que no se había llegado a hablar de adicción hacia un videojuego desde la era de la recordada consola Family Game. Ni siquiera los juegos de Playstation han adquirido tanta masividad y popularidad en tan poco tiempo.
Algunos especialistas comparan este juego con el furor que en su momento tuvo el conocido Tetris hace más de 20 años. Para ellos la clave radica en tres puntos principales. El primero y más atractivo es el siguiente:
"El Candy Crush ofrece recompensas lúdicas a corto plazo, esto estimula el placer en el cerebro y hace que se necesite seguir ganando aunque los niveles de dificultad lo impidan." Es allí donde surge la segunda cuestión más atrapante del juego: La dificultad. Asumir riesgos y tener vidas limitadas hace que el desafío sea mayor. La ya famosa frase "pasame vidas" es fundamental para seguir jugando. Incluso se realizan todo tipo de trampas y artimañas para conseguirlas. Trampas que la popularidad, el boca en boca, e incluso páginas y grupos en Facebook ya brindan al consumidor.
Es entonces cuando concluimos en la tercera característica irresistible: el carácter social del juego. Debatir sobre los niveles, competir con amigos y pedir vidas los mantiene conectados en una pequeña tribu de la que los fanáticos de la Saga forman parte como si se tratase de una película o un grupo de rock.
La moda del Candy Crush es, para algunos un desafío al alcance de la mano, divertido, atrapante, inofensivo. Para otros,  un comportamiento infantil e inentendible. Todo depende desde que lado de la pantalla lo miremos.
Ahora bien, ¿qué vas a hacer cuando termines de leer esta nota?


Aborto: la negación colectiva




La interrupción voluntaria del embarazo continúa siendo una problemática tan tabú que aún hoy cuesta pronunciar la palabra aborto vocalizando bien cada una de sus letras, porque en cada una de ellas se pelean la moral, los prejuicios, las ideologías, los derechos de la mujer y la desesperación, siempre presente en todos sus fonemas. 



 Por Alba Cueva
      
No se puede analizar este problema sociocultural, ni su alcance, ni su dimensión, sin comprender que cuando una mujer se somete a un aborto, ya sea mediante una intervención quirúrgica o farmacológica, es porque no ha encontrado ninguna otra alternativa de solución menos dramática. Por se debe hablar de “embarazos no deseados”, sus causas son infinitas pero siempre implican una decisión. July Chaneton y Nayla Vacarezza, en su libro La intemperie y lo intempestivo”, remarcan que “esta experiencia subjetiva obliga, imperiosamente, a repensar las condiciones históricas de posibilidad de ciertos sujetos sociales y no otros, por que la clase a la cual se pertenece modifica las formas de hacer o deshacer estas subjetividades”.

 Como sociedad nos rehusamos a analizar este conflicto y lo colocamos en el ámbito de la ilegalidad, como si pudiera quedarse ahí para no molestar a nadie. La Federación Internacional de Planificación Familiar calcula que cada año ocurren 44 millones de abortos de los cuales alrededor de 15 millones son clandestinos. En nuestro país, se estima que por año “se producen entre 460 mil y 600 mil interrupciones voluntarias del embarazo: casi un aborto por cada nacimiento registrado”, según datos de la periodista Mariana Carbajal. “La penalización del aborto lo que produce es la penalización de la pobreza”, asegura la jurista argentina Aída Kemelmajer, ex miembro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza. Actualmente no quedan dudas que su ilegalidad no disuade a las mujeres de realizarlos sino que, por el contrario, aumenta los riesgos en los que éstos se realizan. 

 Nos empeñamos en mantener la problemática por fuera de los datos oficiales, por fuera de las políticas estatales, por fuera de los debates legislativos. Mientras nosotros acrecentamos esta ceguera más de cien mujeres mueren por año en nuestro país. Mujeres que no encuentran contención en los programas de salud, que sufren en carne viva el estigma y la humillación social.

Las políticas públicas de salud sexual y reproductiva en nuestro país y en nuestra ciudad permiten que su ilegalidad acreciente la injusticia social y, por ende, que sigan muriendo las mujeres de bajos recursos que no pueden enfrentar los altos costos del ‘mercado negro’.

El estigma de pertenecer a una clase

 En el instante en que una mujer decide interrumpir su embarazo, la realidad, como un guantazo, le recuerda a qué clase pertenece. Llevar a cabo la decisión tomada para la mujer de clase media y alta no implica, en principio, grandes riesgos. En Mar del Plata existen, por lo menos, tres reconocidos centros donde ginecólogos calificados realizan abortos en condiciones de asepsia e higiene. Se los puede reconocer como ‘clínicas privadas’ o ‘centros de estética y belleza femenina’, el precio de una primera consulta varia entre 100 y 150 pesos, pero el costo de la intervención alcanza los 6000 pesos. Una cifra justificada únicamente por su componente clandestino e ilícito.       
   
 La prueba más genuina de los abortos realizados en nuestra ciudad, en el sector privado, resulta del testimonio de aquellas mujeres que han pasado por esta experiencia y tienen el valor necesario para contarla.

 María hoy tiene 30 años pero recuerda cuando con 23 decidió abortar: “Ya era grande es decir no tenía ese respaldo social de ‘bueno, es chica’ y recibí el estigma incluso de mi mejor amiga que me dijo: -lo tendrías que haber pensado antes- . A mi me mató porque yo no quería tenerlo, tenía muchos sueños por cumplir y no entraba un hijo y me sorprendió como personas que yo creí que me iban a  apoyar porque eran de mi edad y mi clase social me condenaron. Hablé con otras amigas que habían vivido lo mismo y me recomendaron ir a un Centro conocidísimo. Primero tuve una consulta, me explicaron todo y al otro día fui por la mañana con mi pareja y me colocaron un óvulo. Después volví por la tarde, ahí me inyectaron un sedante y no supe más nada. Cuando desperté una enfermera me decía que tenía que irme pero yo no podía moverme, me dolía todo el cuerpo. Los días que siguieron fueron duros pero salió todo bien y hoy agradezco haber podido acceder a un lugar así.”

       La práctica, en sí, es similar en los distintos establecimientos, se introduce Misoprostol por vía vaginal y, horas más tarde, se realiza anestesia de manera general. Al despertarse la paciente debe marcharse rápidamente, ya que la ‘clandestinidad’ implica la ambulatoriedad, en perjuicio de su salud. La utilización de Misoprostol en la actualidad está recomendada por la Organización Mundial de la Salud, en su informe acerca del aborto farmacológico.
       
  Jésica en cambio tenía tan sólo 17 años en el momento en que quedó embarazada, todavía iba al secundario. “Cuando mi ginecóloga me lo dijo me largué a llorar del miedo, ella entendió el terror que yo tenía y me recomendó un médico de confianza que practicaba abortos, que quedaba en el centro. El lugar era tétrico, con esa carga idiota de “clandestinidad” que uno le pone encima, era oscuro y olía a humedad. Fui con mi novio y nos enteramos del procedimiento, después me costó muchísimo decírselo a mi mamá, estaba obligada porque era menor y necesitaba su autorización. Días después fui, me anestesiaron y me desperté en otro cuarto, el médico me dijo que había salido todo bien, que iba a tener pérdidas por tres días y que cuando me pudiese mover me tenía que ir. Pasé mucho días de reposo, en ese momento no comprendí por qué el derecho a decidir sobre mi cuerpo podía ejercerlo pero de manera oculta, poniéndome en riesgo. Hoy todavía no lo entiendo”, reflexiona con la voz entrecortada.

       En nuestra ciudad forma parte del saber ciudadano poder localizar los ‘aborteros’, conocer sus precios e incluso sus métodos. Probablemente porque dentro de la sociedad, en ese lugar oscuro de lo que se sabe pero no se dice, conviven individuos que aceptan que este mercado existe y existirá. Incluso estas ‘clínicas’ ganan reputación como lugares confiables para mujeres que buscan, desesperadamente, verse protegidas. Varios testimonios agradecen haber recibido ayuda económica de familiares y amigos para poder pagar los altos costos de esta “seguridad”.        

Eugenia tuvo lo suerte de “resolverlo en un día, hay otras que no tienen esa posibilidad”. Hoy es madre de dos niñas y lamenta no haber podido planificar mejor su vida reproductiva como para evitar someterse a una situación de ese tipo. Ella asegura que le gustaría que a sus hijas le enseñaran a pensar la maternidad desde la secundaria, a través del debate y el diálogo. 

  El sociólogo Jorge Pailles lleva más de treinta años en el estudio de la salud sexual y reproductiva de Latinoamérica, sostiene que “las clases altas, en general, tienen mayor libertad de expresión porque tienden a estar evadidas del pensamiento del otro. En cambio, en las clases bajas las personas allegadas son más sancionadoras. Hay más cuidado, más vergüenza de decirlo, es más el silencio y, por ende, es muy difícil sacar el tema por la persecución que cargan. La mujer que llega a una buena clínica de aborto se siente protegida, pero la de clase baja siempre está desprotegida”.

 Las mujeres de estratos socioeconómicos bajos son las principales víctimas de los errores y las falencias de los Centros de Salud, encargados de resguardar la salud sexual y reproductiva y de brindar lo que se denomina consejería en anticoncepción. Cualquier inoperancia en estos programas de prevención son, en muchos casos, las causas principales del aborto.

Un embarazo no deseado no es admitido en los sistemas de salud público que sancionan y juzgan las decisiones personales de las pacientes o el simple desamparo de la indecisión. Se construyen sistemáticas barreras frente a cualquier tipo de interrupción, se instaura la sordina, el ruido apagado. Se extiende la vasta jurisdicción en donde nadie interviene, hasta que las reciben con hemorragias o complicaciones post aborto.

 Generalmente, en este punto, los centros las derivan a los Hospitales Públicos. Las mujeres que se ven obligadas a internarse lo hacen en situaciones extremas donde corre peligro su vida misma o su genitalidad. Los abortos hoy en día continúan siendo la primera causa de mortalidad materna, pero la muerte no es la única secuela.

 Para el doctor Miguel Pasculi, Jefe de la Unidad de Diagnóstico Prenatal del Hospital Materno Infantil, en Mar del Plata cambiaron “mucho las cifras de mortalidad femenina porque anteriormente la forma de inducir un aborto era poniéndose cuerpos extraños o con métodos caseros como sondas, agujas de tejer, tallos de perejil. La desesperación de las mujeres puede llevarlas a hacer cualquier cosa”. Pasculi afirma que hubo un gran cambio a partir de que se popularizó de forma clandestina el uso de prostaglandina, Misoprostol. “La tendencia al aborto provocado no disminuyó ni mucho menos, pero antes se veía mucho síndrome de Mondor, que es el aborto ya infectado, en éstos casos la mitad de las pacientes morían,  con el Misoprostol se observan menos complicaciones, al punto que  muchas veces no es necesario ni intervenir”, agrega.

       El aborto séptico constituye en la actualidad un problema médico, social y económico a nivel mundial: por la gran demanda de atención médica, por los elevados costos y por las tasas de morbilidad y mortalidad materna. “Las complicaciones por abortos inseguros consumen una gran proporción de recursos del sistema sanitario, quince veces más que la atención de un aborto de manera segura y puede significar una gravosa carga económica sobre el sistema de salud”, argumentan Anibal Faúndes y José Barzelatto en “El drama del aborto, en busca de un consenso”. Resulta mucho más conveniente enfrentar el problema: invertir en políticas de prevención y de atención frente a embarazos no deseados, que seguir negándolo.

El derecho sobre uno mismo

Como refieren Jorge Pailles y Luis María Aller Atucha, en el libro "La práctica delaborto en argentina" : “La mujer que ha decidido abortar está condicionada por el entorno, es el que la define y limita sus opciones. Cada situación depende del contexto social de pertenencia, el nivel de ingreso, si el ambiente es urbano o rural y otros factores culturales y sociales, pero todos tienen un denominador común: la ausencia de programas de planificación familiar”.



 “Los derechos sexuales y reproductivos son parte integral de los derechos humanos. Todas las personas tienen el derecho a decidir el número y el espaciamiento de sus hijos”, considera la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (Figo). Sin embargo, diez Ongs de nuestro país presentaron ante la Organización de Naciones Unidas un informe donde denuncianque el acceso a servicios de salud sexual yreproductiva está librado al arbitrio de la voluntad de los poderes ejecutivoslocales, incumpliendo el Estado nacional su obligación de garantizar los derechos humanos de toda la población.
      
Si se asume una política que tiene como bandera la defensa de los derechos humanos, no se puede ignorar el problema del aborto porque atenta contra los derechos individuales de las mujeres.     

 Para la abogada y referente del partido Libres del Sur, militante por la legalización del aborto, Victoria Vuoto, está claro que tenemos una legislación antigua, que tenemos una norma penal que tiene como fin prohibir que esa conducta se lleve a cabo, a través del temor a la sanción. Pero la norma no sólo no cumplió los objetivos, sino que generó gran cantidad de efectos adversos. Por eso resulta necesario que la práctica se introduzca en el ámbito de salud. “Cuando una mujer se encuentra frente a un embarazo no deseado o cuando desea planificar su maternidad, todo eso es parte de la política pública de salud de un gobierno, no del derecho penal, es un problema social, no se puede penalizar la pobreza, tampoco el aborto”, opina Vuoto.

  Por eso más de doscientas organizaciones de la sociedad civil se han reunido para presentar ante el Congreso un proyecto de ley que ya ha obtenido la firma de más de una veintena de diputados de las principales fuerzas políticas. Sin embargo, su debate legislativo continúa postergándose en la Cámara de Diputados. ¿Acaso las mujeres pobres, que mueren a causa de la penalización, no tienen poder político para los legisladores, no tienen carácter de urgencia?. 

 El problema nos transforma como sociedad, pero también como individuos, porque no sólo es imperioso modificar las legislaciones vigentes que acrecientan la injusticia social, sino cambiar nuestras actitudes, nuestro punto de vista frente al aborto. Únicamente el desarrollo de nuevas subjetividades puede implicar cambios estructurales en la sociedad. “El aborto constituye una clara señal de una fracaso social, el fracaso de millones de individuos para prevenir embarazos no deseados a través de la anticoncepción y el fracaso del gobierno para llenar las necesidades insatisfechas de la planificación familiar”, confirman Jorge Pailles y Luis María Aller Atucha. 

 Quitémonos las vendas, veamos a las cientos de mujeres que mueren por ser pobres, por nuestra negación, por nuestra desidia. La indiferencia gubernamental se contradice con las promesas políticas de igualdad y nos revela que, en verdad, perpetuar la inequidad sigue siendo la base de nuestro sistema.