Por Lorena Heredia
Es sabido que el
deporte es un estilo de vida que
permite una relación de comunicación
entre las personas. Además es una metodología educativa y de integración
de un gran número de niños y jóvenes en riesgo de exclusión social. Entre
las actividades más habituales y optadas
como método de integración están el fútbol, el boxeo y el básquet, entre
otras.
Pero en los
últimos años con la televisación de varios espectáculos,
como el denominado ¨Vale
Todo¨ y los combates de MMA, han despertado la
atención en muchos ámbitos y los marplatenses no se quedaron afuera de esta
nueva moda. El reconocimiento de
numerosos deportes de contacto que hasta hace muy poco eran desconocidos, como KickBoxing,
Full Contact, Muay Thai o Thai Boeing (boxeotailandés), el BrasilianJiuJitsu, el Jujutsu (la lucha japonesa), Judo, Sambo(Sistemade combate cuerpo
a cuerpo Ruso), el karate Kyokushin
(derivado del karate tradicional) y el Kravmaga (sistema
de lucha y defensa implementada por las fuerzas de seguridad israelíes) por
mencionar algunos.
Los explosivos
combates dentro del octógono
permitieron a millones de nuevos espectadores conocer y maravillarse con los
golpes de puño, patadas, agarres, estrangulamientos, barridas, rodillazos,
y cualquier técnica que lograse la sumisión de uno de los deportistas. Así
también que muchos quisieran aprender
sobre estos nuevos deportes. Hoy es
normal que la mayoría de los gimnasios cuenten entre su franja horaria alguna o
varias clases de los denominados deportes de contacto, donde cada una cuenta con una enorme afluencia de público mixto.
Por otro lado, cada vez son más las
mujeres que practican el arte de la lucha, sin contar que cada vez son más las damas que
deciden subirse a un ring para competir.
Pero muchos pensarán qué tiene que ver esta
nueva moda con la inclusión. Muchos de los jóvenes ven muy seductora la idea de
aprender a “agarrárse a las piñas”, ya
sea para defenderse, sentir que es el
más guapo del barrio, o imaginando la posibilidad de subirse alguna vez a un
ring. Luego el deporte los ayuda a
ver el mundo de otra forma.
Una muestra de ello es Ezequiel Fernández (23) que entrena en una academia marplatense de
KickBoxing. “Empecé peleando en la
calle, me quería despegar de las juntas
y arranque entrenando kick para
descargarme de las energías que me
hacían mal, y porque me gustaba pelear”,
explicó. Su aguerrida
personalidad con el agregado de técnicas
y ejercitación diaria hizo que no
tardará en demostrar sus dotes
para el combate. Fue así que un día, “ Osvaldo
(Pinilla), el entrenador, y me
propuso entrenar para pelear. Me empezó a gustar y ahora mi meta es llegar hacer profesional”.
Esta es una muestra de cómo se puede
encontrar en los deportes como el KickBoxing, el MuaiThay y el Full Contact
un nuevo refugio, en donde los
arduos entrenamientos funcionales,
que van desde el aprendizaje de todo tipo de técnicas de golpes de puños y patadas, han sido
el lugar que les permite encontrar un
entretenimiento sano lejos de las calles
y los malos hábitos. Además allí se fomenta
la relación entre pares, el respeto por el otro, el orden, el
compañerismo, la camaradería y la amistad sin importar “cuantos pesos
lleve uno en el bolsillo”.

Es claro, que a la hora de entrenar las diferencias
quedan de lado. No importa si vive en el centro, Los Troncos, en barrios Las
Heras, Belgrano, Batán, o en una quinta de la ruta 226. Todos son compañeros y buscan
como grupo los mismos resultados,
aprender, distenderse, divertirse y pasarla bien más allá del objetivo individual de cada uno, ya sea
entrenar para pelear sobre un ring, aprender los golpes que vio en la tele,
o simplemente, la búsqueda imperiosa del
descenso de peso y alejarse del estrés. Muchas personas han encontrado en la
práctica de los deportes de contacto un
lugar de contención, un ámbito donde pueden desarrollarse, entablar nuevas
relaciones interpersonales y un nuevo camino a través del deporte.
1 comentarios:
Te Felicito Lorena,excelente nota,
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