Fútbol femenino: el camino de una pasión



 Por Nahuel Calderón


El fútbol históricamente fue considerado un “deporte de machos” y muchas personas sostienen que lo sigue siendo y siempre lo será. El “destape” que ha producido en las últimas décadas la inserción de la mujer, primero, al plano laboral, y posteriormente al campo profesional, ya sea académico o deportivo ha derribado la barrera de los prejuicios machistas que gobiernan al mundo desde tiempos inmemoriales.

“Nosotras estamos terminando con los prejuicios de los hombres. Les podemos demostrar que estamos a la altura de cualquier varón. Luchamos para que no se nos discrimine o nos tilden de “machonas”. ¿Por qué muchas mujeres que practican diferentes deportes son respetadas y a nosotras si nos mira o miraba diferente?”, analizó Oriana, jugadora amateur de fútbol.


Ya hace varios años, unos quince aproximadamente, la mujer se introdujo muy de a poco en este rectángulo, donde solo hombres participaban. Ellas han irrumpido con los prejuicios y se han animado a no ocultar la fascinación, esa pasión que el gen argentino tiene con el fútbol, esa emoción, a veces desmedida, que hace olvidar al deporte y lo transforma en un estilo de vida.

Es verdad que este deporte, jugando por ellas, no tiene el mismo valor comercial que el fútbol masculino. Pero desde la lucha, la cual implica trabajo y sacrificio. Se ha conseguido que la FIFA reconociera y organice una Copa Mundial de Fútbol Femenino, y pese que en la mayoría de los países no exista una asociación nacional que englobe a cada uno e los países como si sucede con los hombres, esta es una larga pelea, la cual la mujer esta dispuesta a dar y ganar. Solo necesita tiempo.

Jugando desde niñas, continuando en la adolescencia y en la adultez. Formándose para ser juezas de líneas, o árbitro principal, instruirse para ser periodistas deportivas, organizando comités de “fútbol de la mujer”, llevando el deporte a lo más profesional posible. De a poco se ha forjado un camino en el cual la mujer, otra vez, iguale o hasta supere al hombre.

La explosión de la mujer no solo se puede ver en las canchas de fútbol, sino que en la televisión. Se ve invadido, en el buen sentido de la palabra, por chicas que van a ver a su equipo, a participar de torneos femeninos, de animar a jugar mezcladas entre los hombres, de hundir sus tabúes hasta hacerlos desaparecer y sentir equivalencia plena con sus pares masculinos.
 
Silencio o verdad. Durante muchos años optaron por la primera, pero ser feliz es la verdad y eso hace que la revolución se esté dando, de manera tal, que ya han ocupado un pequeño lugar, el cual no van a resignar y convertirlo en un espacio igualitario sin precedentes. Ni en la cabeza del más idealista puede estar la posibilidad de que el fútbol femenino iguale o supere al del hombre, pero la vida ha demostrado infinidad de veces que las revueltas han generado revolución.
 
Lo mismo sucedió con el hockey. En Argentina, es un deporte que ha aflorado por la lucha de mujeres que se han roto el alma para darse felicidad y así, sin darse cuenta, queriendo o casi sin querer, llegar a la cúspide del mundo. Hoy las Leonas son, la mejor o una de las dos o tres mejores selecciones de ese deporte del planeta y quizá de la historia. A tal punto que ha llevado y transmitido la pasión a muchos hombres.

Dicho esto, si ellas lograron tal hazaña, (sin contar, por supuesto, los derechos ineludibles que han ganado afortunadamente) ¿Por qué no repetir? Si al fin y al cabo son las hacedoras de la vida, el génesis de la raza y un bastión inexpugnable de dignidad y amor propio.