Por Francisco Caram, Alexis Damboriana y Leonel Navarro
La costa marplatense se caracteriza por ser una de las más bonitas de todo el país. Ya sea en invierno o durante el verano, la playa y el mar, junto a los diferentes edificios o construcciones clásicas de la ciudad conforman una postal que queda grabada en más de una persona que visita “la feliz” o que simplemente viene a dar un paseo luego de un asado dominguero.
Lo extraño a todo
esto, son esas manchas negras que siempre se ven en el mar. En cualquier
estación del año, sea de madrugada o en un atardecer, siempre se visualiza a lo
lejos pequeños puntos desconocidos para algunos, para otros una manera de
entrar en contacto con la naturaleza, una manera de vivir y hacer deporte.
Estas manchas negras,
son el surf en su máximo esplendor. Están en la ciudad desde hace ya 52 años y
no tardaron nada en propagarse como una epidemia por toda la costa. Un tres de
mayo de 1963, un tal Daniel Francisco Gil montó su primera ola en el balneario
de Waikiki en compañía de varios amigos que luego resultaron influyentes en el
deporte. El momento quedó inmortalizado en una foto legendaria, hoy color
sepia, en donde Daniel monta seguro la ola, en una posición que envidiaría más
de un surfista profesional.
Daniel recuerda ese momento y señala: "Fue una
emoción alucinante, traer las primeras tablas de surf a casa, al país. Fue una
emoción increíble, algo espectacular, una ola que no me la olvido nunca en mi
vida y que no se compara con las que ya había surfeado en Perú y en Brasil”.
Luego de los años,
el deporte que él trajo a la ciudad, ha ido evolucionando y está más vigente
que nunca. “Pensá que yo viví la
transformación del tablón o longboard hasta que se fueron acortando a llegar a
lo que conocemos hoy como tabla corta o shortboard”, añadió.
Actualmente, el
surf está establecido en la ciudad como deporte. Existen diversas escuelas para
aprender, colonias, locales de tablas, etcétera. Muchas personas, ya sean de la
ciudad o no, están interesadas en surfear una ola como lo hacen los grandes
ridders y como en su momento lo hizo Daniel Gil. El precursor destacó: “Es impresionante como evolucionó el surf,
casi medio siglo de que llego a la Argentina. Todo cambia y lo que no cambia es
porque está muerto y el surfing no lo está. El deporte va a seguir cambiando,
va a haber más tablas, más técnicas y más todo porque el ser humano no para de
crear y actualizar”.
Lo curioso de esta historia
es que sin el futbol, quizás nunca hubiera llegado el surf a Mar del Plata.
Capaz sí, pero no tendría la misma esencia y potencia que tuvo en su momento al
ser la primera ciudad de la Argentina en subirse a una tabla y correr una ola.
Resulta que nuestro protagonista, Daniel Gil acompañó a su padre Daniel José
Manuel Gil, en ese entonces presidente y luego vicepresidente del club Boca
Juniors, junto a la delegación del club Xeneize en un viaje a Europa.
Durante la vuelta,
realizaron un escala en Estados Unidos y mientras paseaban se toparon con un
mural de unos de los pioneros del surf, Greg Noll. Para Daniel, esa imagen fue
un antes y un después en su vida, una de esas imágenes que inspiran a pequeñas
personas a hacer grandescosas.
Este muchacho ya
conocía lo que era el mar, debido a que junto su familia se tomaba largas
vacaciones en Mar del Plata. Es más, ya de chico miraba como las pequeñas
maderas eran empujadas por el agua, y hoy ve como son montadas por una persona.
Por supuesto, no
iba a ser todo color de rosas, el padre se negó a comprar una tabla en esa
ocasión y tras regresar a Capital Federal, ningún local de deporte había oído
hablar de la mancha negra llamada surf. Ese no fue su único encuentro, ni
tampoco intento de traer el surf a la Argentina. Otro viaje a Brasil, lo tuvo
20 días esperando para montar una ola en el longboard hasta que le llegó la oportunidad,
Daniel se paró sin mayores complicaciones y logró llegar hasta la orilla en
donde se dio cuenta que estaba hecho para esto.
El surf tuvo una
tercera oportunidad, fue entonces durante un viaje de la delegación de Boca
Juniors a Perú. Daniel se encontraba todavía en Brasil en busca de alguna tabla
con la que pueda venir a la Argentina y en la ciudad peruana de Miraflores se
estaba realizando el Campeonato Mundial de Surf. Por lo que entonces este chico
lleno de ilusiones viajó a tierra norteña en busca de lograr su sueño.
En ese entonces, lo
que era desconocido en Argentina, era furor en otros países latinoamericanos,
por lo que se preveía que al momento de ingresar las tablas podía haber algún
problema. Así lo expresó Daniel: “Inconvenientes
para traer tablas no había ya que en el país nadie las traía y no se conocían.
Yo viaje a Perú durante la etapa en la que mi viejo era Vicepresidente de Boca
Juniors en la gestión de Alberto J Armando. Cuando los jugadores viajan hacia
ese país, yo me enteré gracias a mi papá que ahí ya se corría surf hacía años y
que iba a haber un campeonato mundial en el lugar. Entonces viaje hacia Perú y
compre las primeras tres tablas”.
Además destacó: “En la Aduana me dijeron‘Y esto ¿qué es?’, ‘Tablas de Surf’, ‘¿De qué?’ Como no conocían lo que eran, empezaron a mandarnos de
acá para alla, entonces Marzolini y Sanflippo,como veían que nos iban a demorar
como 10 horas le dijeron a los oficiales que eran unos aparatos nuevos para
entrenar y logramos pasar las tablas”.
Daniel Gil es un
referente, tanto del surf como de la ciudad, y con su experiencia dejó un
consejo para aquellos que buscan sumergirse en las costas del surf: “Si quieren realmente surfear de verdad y
aprender para no perder tiempo primero tienen que ser instruidos por alguien
que ya sabe del deporte, y además, hay que tener perseverancia, hay que tener
fuerza de voluntad ya que no es fácil porque es un deporte extremo que requiere
de un esfuerzo psíquico, emocional y espiritual ya que hay que sobrevivir al
frío, a la fuerza del mar y las olas. De acuerdo a lo que vos siembres,
cosecharas. Si estudias y practicas mucho, vas a surfear bien, si no le dedicas
tiempo, nunca vas a aprender”.
A lo largo de los
años, el surf en Mar del Plata ganó importancia y se convirtió en lo que hoy
es: un deporte en excelencia, que casi todos desean por lo menos tener la
experiencia de subirse a una tabla y tratar de correr una ola. Actualmente, las
mismas se realizan en la ciudad por lo que no es necesario irse a otro país
para conseguir una como en aquel momento Daniel tuvo que hacer.
1 comentarios:
Grande Daniel!! no lo conozco pero con sus comentario, yo como surfista, me siento identificado. Un saludo grande
Publicar un comentario