Por Flavia Di Paola y Mariana Vasile
El fin de semana para los adolescentes suele ser la vedette. Los preparativos se dan de una semana a otra cuando los padres comienzan a decir “sí” a la hora de pedir permiso. Cuando uno va creciendo las decisiones se toman más sobre la hora: “¿Hacemos algo esta noche?”, o “Te paso a buscar y vemos si hacemos algo”. Todo va cambiando y junto a todas estas modificaciones de crecimiento, muta la noche, los boliches, las elecciones de salida, muta la vedette. En este sentido, se puede dividir a los estudiantes en dos tipos: irresponsables y responsables. Quedan excluidos de este análisis, todos aquellos superdotados que salen, se emborrachan, tienen resaca domingo a domingo y de cualquier forma aprueban.
Primer caso: “Dejo de estudiar y salgo, el parcial es en una semana, fue, llego”, pero todo se revertirá una noche antes del parcial: “¿Para qué salí?, no llego, no sé nada”. Esas salidas en la que la diversión estuvo presente y hasta en algunos casos los excesos fueron de la mano hasta el amanecer, comienzan a ser maldecidas y luego por un autoconvencimiento: “¿Quién me quita lo bailado?, vamos que sino voy a recuperatorio”. El secreto está en no volver a cometer el mismo error cuando llegue esa segunda oportunidad, porque, claro está, lo más probable es que se desapruebe esa primera chance. Cuando se llega a este momento, se puede subdividir entre los que recapacitan y los que reinciden. El caso de los reincidentes es muy difícil de revertir y algunas veces, de entender. En casos más extremos, terminan poniendo las salidas por sobre sus responsabilidades a la hora de estudiar.
Segundo caso: Durante toda la semana se lo espera. Pasó el lunes y decís “ya queda menos”. Suena el despertador, ya es jueves y no hay posibilidad de concentrarse en otra cosa. Viernes al mediodía: felicidad, pero eso será efímero, sólo te va a durar unos instantes. ¿Qué pasó? Se recuerda todo lo que tenés que hacer/ entregar/ pintar/ dibujar/ estudiar para la semana siguiente. Y tu fin de semana ya no será aquello tan anhelado, sino que ahora representa simplemente dos días y medio de encierro pensando en los que vendrán. Es probable que los que se incluyen en este grupo, tengan resultados positivos a la hora de rendir, aunque es sabido que el hecho de no salir no te garantiza la aprobación sino que a fin de cuentas, siempre dependerá de cuánto tiempo le hayas dedicado al estudio.
Los dos extremos no son buenos, está bien salir y distenderse, divertirse y pasar un buen momento con amigos. Pero cuando las fechas marcan que hay que saber dividir el tiempo entre diversión y estudio, habrá que encontrar un equilibrio.
Ya habrá fines de semana para festejar, para disfrutar una vez concluidos exitosamente aquellos culpables de nuestras reducidas horas de sueño, nuestros efímeros momentos de aire y relax: los parciales.
El fin de semana para los adolescentes suele ser la vedette. Los preparativos se dan de una semana a otra cuando los padres comienzan a decir “sí” a la hora de pedir permiso. Cuando uno va creciendo las decisiones se toman más sobre la hora: “¿Hacemos algo esta noche?”, o “Te paso a buscar y vemos si hacemos algo”. Todo va cambiando y junto a todas estas modificaciones de crecimiento, muta la noche, los boliches, las elecciones de salida, muta la vedette. En este sentido, se puede dividir a los estudiantes en dos tipos: irresponsables y responsables. Quedan excluidos de este análisis, todos aquellos superdotados que salen, se emborrachan, tienen resaca domingo a domingo y de cualquier forma aprueban.
Primer caso: “Dejo de estudiar y salgo, el parcial es en una semana, fue, llego”, pero todo se revertirá una noche antes del parcial: “¿Para qué salí?, no llego, no sé nada”. Esas salidas en la que la diversión estuvo presente y hasta en algunos casos los excesos fueron de la mano hasta el amanecer, comienzan a ser maldecidas y luego por un autoconvencimiento: “¿Quién me quita lo bailado?, vamos que sino voy a recuperatorio”. El secreto está en no volver a cometer el mismo error cuando llegue esa segunda oportunidad, porque, claro está, lo más probable es que se desapruebe esa primera chance. Cuando se llega a este momento, se puede subdividir entre los que recapacitan y los que reinciden. El caso de los reincidentes es muy difícil de revertir y algunas veces, de entender. En casos más extremos, terminan poniendo las salidas por sobre sus responsabilidades a la hora de estudiar.
Segundo caso: Durante toda la semana se lo espera. Pasó el lunes y decís “ya queda menos”. Suena el despertador, ya es jueves y no hay posibilidad de concentrarse en otra cosa. Viernes al mediodía: felicidad, pero eso será efímero, sólo te va a durar unos instantes. ¿Qué pasó? Se recuerda todo lo que tenés que hacer/ entregar/ pintar/ dibujar/ estudiar para la semana siguiente. Y tu fin de semana ya no será aquello tan anhelado, sino que ahora representa simplemente dos días y medio de encierro pensando en los que vendrán. Es probable que los que se incluyen en este grupo, tengan resultados positivos a la hora de rendir, aunque es sabido que el hecho de no salir no te garantiza la aprobación sino que a fin de cuentas, siempre dependerá de cuánto tiempo le hayas dedicado al estudio.
Los dos extremos no son buenos, está bien salir y distenderse, divertirse y pasar un buen momento con amigos. Pero cuando las fechas marcan que hay que saber dividir el tiempo entre diversión y estudio, habrá que encontrar un equilibrio.
Ya habrá fines de semana para festejar, para disfrutar una vez concluidos exitosamente aquellos culpables de nuestras reducidas horas de sueño, nuestros efímeros momentos de aire y relax: los parciales.
1 comentarios:
La verdad que da lastima leer que futuros "comunicadores" escriban estas notas.
En serio, chicas?... no encontraron un tema mejor sobre el cual escribir que la joda del fin de semana y como "zafar" los parciales?
Que triste
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