¿La imagen es todo?

Por Luis Alberto Laffargue y Nicolás Palazzini

“No hay espejo que refleje mejor la imagen del hombre que sus palabras”. La frase acuñada por el filósofo y humanista valenciano Juan Luis Vives en el siglo XVII es poco usual dentro de los parámetros educativos. Los alumnos de universidades públicas y privadas, además de ocuparse de cursar y aprobar las materias, tienen que soportar el llevar diversos apodos puestos en gran parte por la sociedad, según la carrera que han escogido.


Las etiquetas que las personas arrastran permanentemente, sin quererlo, nacen de la discriminación social y todos los días se escuchan comentarios, dependiendo de la óptica de quien los dice.

El estereotipo de las últimas décadas es la imagen. Se usa para diferenciar a unos de otros, en la búsqueda de un modelo y postura para sentirse pertenecientes a un grupo, a veces por razones personales y otras por cuestiones de originalidad. Pero el mundo, en el fondo, es para dejar en claro que uno debe distinguirse.

Esta imagen acompaña y va de la mano con la elección de la carrera que los jóvenes eligen. Como es el caso de los que cursan Ingeniería y son catalogados como personas estructuradas, aunque el motivo no tenga raíz comprobable. ¿Será que Matemática o Física, materias que pertenecen a las ciencias exactas, requieren más aplicación que otras como Historia del pensamiento o Introducción a la Literatura? ¿Leer a Nietzsche o estudiar la tabla periódica marcan tendencia?

Alberto, alumno de Letras, manifiesta que “la apariencia es lo que más le importa a la sociedad y a través de eso, se desprenden las diferentes subjetividades que se hacen sobre los alumnos universitarios”.

Tampoco se escapan de los encasillamientos a los estudiantes de psicología ya que se le atribuyen frases armadas como “chicos con problemas” o una de las clásicas “están todos locos”. Freud, conocido como el padre del psicoanálisis tendrá algo que ver. ¿Estudiar la psiquis humana altera la forma de pensar de este tipo de profesionales a diferencia de estudiar leyes como un abogado?

Todo hace pensar que los alumnos se intentan caracterizar entre ellos, bajo una imagen, para distinguirse ampliamente de los otros, aunque en la mayoría de los casos no logran diferenciarse sino que son diferenciados. Cursar en Humanidades es sinónimo de ser hippie, reo, bohemio, y “colgado” para muchos.

También hay ciertas carreras que caracterizan a sus cursantes: bombacha de campo y alpargatas para los de agrarias, vestimentas originales sacadas de la imaginación para diseño de indumentaria, y jogging con buzos canguros para los que cursan Educación Físicas.

Además, hay comentarios no tan notorios pero que influyen, haciendo diferencias entre entidades públicas y privadas. Si estudias en un instituto privado, sos acusado de que te estas pagando el título. Pero está casi firmado por escribano que si te recibís por la Universidad Nacional seguramente te rompiste el alma como 10 años para lograr tu tan ansiado diploma.

Mientras tanto, se continúa dejando de lado la importancia de seguir estudiando y no donde hacerlo, porque las apariencias engañan y ésta no es una excepción.

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