La vida después de un suceso de inseguridad

Por Anahí Rocha y Héctor Fainbarg

La problemática de la inseguridad, instalada en la vida diaria, preocupa a gran parte de los marplatenses. Pero qué pasa cuando un adolescente vive una situación de un hecho de estas características. ¿Es igual que pasarlo en otra etapa de la vida?, ¿Puede seguir su vida como antes?, ¿Qué rol cumplen los padres en estas circunstancias?, ¿Cómo se lo debe acompañar?, cuestionamientos que parecen fáciles de responder pero que muy pocos practican después de que su hijo, hermano, amigo, sobrino, nieto, vecino, sufren un acontecimiento de inseguridad. El miedo, el análisis de la situación y los consejos aparecen en primera instancia por la sorpresa de lo que pasó. Sin embargo es conveniente conocer lo que pasa en la mente y la reacción del cuerpo, así como también cómo se puede ayudar a un joven a sobrellevar ese momento traumático y difícil, a veces incomprensible.

El director de la Fundación Fobia Club y Licenciado en Psicología, Juan Carlos Moure, MP 45.983, manifestó que frente a un evento traumático como puede ser un asalto, un hecho de violencia, intimidación u otros, la persona en un primer momento tiene una descarga de enérgica, una reacción física, propia del pánico que genera esa situación. Después de eso, empieza un proceso donde muchas veces la persona reexperimenta lo que le tocó vivir. “Se habla de un periodo agudo que es dentro del primer mes, frecuente, y después la sensación de angustia, depresión, sobresaltos, falta de concentración y la sensación física similar a cuando le pasó el evento, tiene que ir aplacándose hasta que desaparezca. Pero si algo no funciona como debería se puede instalar el Estrés Postraumático”, manifestó Moure. Esta clase de estrés puede manifestarse 2 0 3 meses después de haber pasado el evento, cuando la persona sigue con temor a que le vuelva a pasar lo mismo, y puede ser agudo cuando dura 6 meses y crónico cuando se mantiene en el tiempo, ya que, según explicó Moure, hay una parte del cerebro, en el hipotálamo, donde se instala con gran fuerza la situación traumática que hace que se vuelva a reexperimentar, provocando estrés.

-¿Cómo un adolescente se da cuenta que tiene que recurrir a un especialista?-

- Cuando empieza a notar que pasado un tiempo prudencial, hasta dentro de los seis meses, y que sigue angustiada, recuerda la situación como si fuese el primer día, no se puede concentrar, le aparecen de golpe las imágenes de reexperimentación, está deprimida, dejó de hacer las actividades de siempre, es decir, que empieza a haber una disminución en su estado anímico, en su forma de relacionarse. Ahí es cuando es conveniente que haga algún tipo de consulta médica.-

-¿Desde el primer momento es pánico lo que siente la persona?-

-En el momento del hecho puede tener una crisis de pánico, que es una respuesta de alarma del cuerpo a una situación de peligro vital. Cuando uno tiene la sensación de que está en riesgo su vida va a desarrollar una crisis de pánico, pero es un mecanismo normal que puede pasar en el momento o después. A veces la persona puede quedar paralizada, reaccionar violentamente o responder al ataque; son las tres opciones que tiene frente al evento. A demás, depende cuál haya sido la situación, el nivel de sensación inicial va a ir bajando con el paso del tiempo, pero también depende de la sensación de indefensión que sintió la persona, porque cuanto más indefensa se haya sentido,cuanto menos posibilidades de escape haya sentido en esa situación, esto impacta más fuerte.-

Moure expresó que en un hecho de inseguridad lo que puede sentir la persona de acuerdo a la edad depende de la personalidad. Un adulto mayor va a sentir una fuerte sensación de vulnerabilidad y va a tomar conciencia de que está más indefenso. En cambio el joven, sentirá más confianza en su fuerza si le ocurre algo nuevamente, y agregó “siempre hay que tener en cuenta lo que haya representado para la persona y cómo ésta lo haya significado”. Ante la consulta si existe alguna diferencia en el tratamiento tratándose de un hombre o de una mujer, manifestó que es indiferente y que lo que se hace en la mayoría de los casos es volver a resignificar el hecho, quitarle la culpa a la persona, empezar a ver cómo responde físicamente, y cuando la situación amerita lo acompaña un tratamiento farmacológico. Asimismo dijo: “En un hecho de inseguridad muy fuerte el tratamiento no dura menos que un par de años y a veces el nivel de recuperación es muy bajo, pueden quedar secuelas”. Por ese motivo ayudar a la persona a atravesar el momento de recuperación es importante mientras que no se redoble la sobreprotección ya que esto puede quitar seguridad.

-¿Qué sería lo más aconsejable luego de un hecho de inseguridad?

-Lo primero que tiene que hacer la persona es tratar de explicar lo que sintió, lo que le pasó, no dar vuelta la hoja muy rápido porque es una forma de dejar elementos que después pueden aparecer de manera más desajustada, por el sólo hecho de aguantar. Es necesario expresar las emociones que le haya generado y cómo pensó la situación, que lo cuente varias veces y que de esta manera se desahogue.-

Conocer lo que puede pasarle a un jóven cuando sufre un hecho de inseguridad es tan importante como saber qué hacer si notamos cambios bruscos en su personalidad. En nuestra ciudad los casos registrados y tomados por diferentes medios de comunicación locales, muestran que en los últimos 3 meses hubo 12 acontecimientos graves de inseguridad, dos de los cuales dejaron muertos. El promedio de las edades de los involucrados en estos sucesos va desde los 15 años hasta los 28, y en oportunidades acompañanados de personas mayores o bebés. También hay que mencionar que en uno de los robos fueron violadas dos menores de 14 y 15 años.

La estadística difundida en agosto por la Procuración de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que indica que más de 554 robos ocurren cada día en la provincia de Buenos Aires. Según informó también este organismo en lo que va del año hubo más de 101.114 robos, 21.450 robos agravados por el uso de armas, 1.264 muertes, 3.703 abusos sexuales y 19 secuestros extorsivos, todos investigados por la justicia bonaerense.

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