Adopción: Desenterrar raíces



Por Jordan Pérez Urrutia y Lucila Morinigo


Porque la historia detrás de cada persona es más grande de lo que aparenta.

Cuentos de hadas. ¿Qué pasa cuando te los inventan para cubrir ciertas cosas? La inocencia de los niños está muy sobrevalorada, pero ayuda.
"Había una vez una pequeña familia que fue bendecida por una bebé. La mamá no podía tenerlos, así que esta bebé los iluminó con su presencia… para siempre". Te están contando que sos una bendición, que fuiste una noticia feliz y tenés toda la vida la presión de no ser un fracaso y cumplir con esa tarea, la de dar felicidad. Veintiún años pasaron desde ese momento.

Anécdotas, ¿qué son? Según el diccionario, son sucesos poco importantes y circunstanciales. ¿Los recuerdos? "Cosa, situación, hecho recordado". Son sólo palabras que no están humanizadas a la hora de leerlas pero que cada persona les da la significación adecuada.
¿A qué voy con esto? A que todos tenemos recuerdos. Y los míos son parte de una historia que voy a contar, y no precisamente sacada de un cuento de hadas.

Dieciocho años tenía, cuando encontré entre documentos viejos y polvorientos, los papeles de adopción. Una ya lo tuvo asumido toda la vida, pero, ¿qué sucede cuando tu historia biológica está a la vuelta de la esquina? Los leí detenidamente. Daban muchos detalles. Es muy extraño ver tu partida de nacimiento con otro apellido. Otra identidad. Otras raíces.

Quise ir, y fui. Nunca dudo las cosas. Porque cuando uno duda es porque sabe que no lo va a hacer nunca. Es simple. La espontaneidad. En el camino vas pensando mucho: qué decir, qué no decir, cómo actuar, qué evitar. Y cuando estás por resolver ese enigma, estás ahí. Parada en frente a todas las respuestas de la vida.

¿Por qué fui a conocerla? Por curiosidad. Sólo curiosidad. Me interesaba mucho saber cómo era y por qué había pasado todo lo que pasó.

Le pregunté si era ella; dijo que sí, con otra bebé en brazos. Le comenté quién era yo, ella entró en llanto. Sus ojos verdes que sobresalían ante una mirada triste, devastada, decían más que mil palabras. Me abrazó, me pidió perdón. "Te busqué, juro que te busqué por años". No puedo recriminarle absolutamente nada. No fue su culpa.

Hoy en surf, el profesor me dijo: "Te voy a tener que dejar", y fue con mi otro compañero a ayudarlo con su tabla. Ni bien me soltó, vino una ola y me di vuelta. Le dije: "¿Ves lo que pasa cuando alguien te deja ir? Se pierde, se da vuelta".

Ella me pidió ir a hablar a la plaza a la que siempre va y accedí. Llamó rápidamente a mi papá. Él llegó. Él, con sus lentes de sol oscuros y su andar adolescente. Él no lo podía creer, tenía un ataque.  Soy una buena fusión de los dos. Tengo el cuerpo de ella, su espíritu noble, su no maldad. Ella es la que me dio mi yin. Él mi yang. Soy la fusión entre un punk rock, anarquista y rebelde, y una hippie con plata y otras creencias. Una Locura. Se sacó los lentes.
Mis ojos.
Vi sus ojos como mis ojos.
Un espejo.
Me transmitió lo que la gente dice que les transmito. Es muy difícil de explicar.

Romina describe sus primeras sensaciones al conocer lo desconocido: ese pasado similar a un libro que acumula secretos como si fueran polvo en los estantes de una biblioteca.

En las primeras hojas de ese libro, Sandra, su madre, intenta unir recuerdos y los saca de esa Caja de Pandora que al igual que en la mitología griega, lo último que pierde es la esperanza.

“A los 15 años quedé embarazada, no dije nada a nadie, solo al 'Turco', el papá de Romina. Yo quería con todo el alma a ese bebé, estaba enamoradísima y pensé que la historia iba a tener otro final”, empezó a relatar Sandra, quien además agregó que nunca se le notó la panza. “Seguí mi vida como si nada pasara, colegio, salidas, amigos y mi secreto”.

Comentó, acongojada: “A los ocho meses mi mamá se dio cuenta y ahí mi historia cambió. Desastre, caos, llantos y una mamá que pensó que lo mejor para su hija era arrebatarle ese bebé”.

- Ese bebé que llegó un…
- 16 de agosto. La tuve en la clínica Colón, por cesárea, una hermosa nena de ojos grandes, a la que arrancaron de mis brazos como se le saca un caramelo a un nene, sin oportunidad de quedármela, sin piedad alguna. Quedé sola con una herida que llevaré para siempre.
El “Turco” nunca le contó a los padres, así que nadie me ayudó, creo que la historia hubiera sido diferente.

¿En algún momento te arrepentiste de algo?
Sí, me arrepentí siempre de no tener los ovarios para hacer frente a todos y por eso cargo una mochila llena de culpas que pesa mucho. Con el tiempo perdoné a los que me habían hecho esto, aunque por momentos sienta bronca.

- ¿Intentaste recuperarla?
- ¡Si! La busqué por todos lados. Fui a tribunales y nadie nunca me dijo nada, cuando un bebé es dado en adopción no te dan datos.

Sandra confesó que ver nuevamente a Romina le cambió la vida. “Verla y conocerla, un poco aunque sea, me alivió un poquitito el dolor, saber que está bien y fue y es una mujercita muy amada, con esos ojos que iluminan todo y esa sonrisa hermosa, me dio paz. La amo, es una parte mía, con tantas cosas en común. Es increíble cómo lleva mis genes, mi sangre, mi pasado… Pero el puto destino quiso que nuestra historia sea esta”.

“Lo bueno es que si queremos le podemos poner un final feliz. Todo depende de nosotras ahora”.

¿Pensaste en algún momento volver a verla?
Sí, jamás perdí las esperanzas. Finalmente fue como siempre lo imaginé.

- ¿Cuándo fue el reencuentro?
- Hace dos años, justo el día de la mujer, yo salía de casa y ella en la puerta me preguntó si era Sandra, le dije que sí y me dijo: “Soy tu hija”. Casi muero. ¡Era tan feliz!

- ¿Le contaste lo que pasó?
- Sí, le conté la historia, sentía que la conocía de toda la vida, fue algo increíble.
Luego vino el “Turco”, yo lo llame y casi se desmaya cuando la vio (risas). Para mí fue como verme en un espejo, es como si me viera con 19 años.

Sandra comentó que Romina le decía que tendrían un montón de tiempo por delante. Pero éste duró poco. “Nos vimos durante dos meses o tres, festejamos su cumpleaños, nos veíamos seguido, después la dejé de ver porque los padres adoptivos se enteraron y se pusieron mal, y así, perdí el contacto total con ella, recién ahora volvimos a hablar un poquito. Así que para mí fue malísimo porque fue como que la volví a perder de nuevo, y nunca me dijo bien por qué se alejó, así que quedó todo como en suspenso”.

“¿Errores? Muchos. ¿Cuál es el que más lamento? Haber compartido la historia con mi hermana adoptiva. Ella les contó todo a mis papas. 
Y ese fue el final.”

Sandra afirmó que, ahora que no están en contacto, esperarla y darle su tiempo es muy importante. “No quiero forzar las cosas, por eso trato de escribirle cuando ella lo hace. Esperarla y respetarla. Yo le dije que siempre voy a estar y que me pude tener como amiga o consejera, para lo que ella necesite. Lo que pasa es que la otra vez yo me re cebé y la quise llevar a todos lados. Ahora voy a hacer las cosas con más tranquilidad”.

- ¿Cómo fue que perdieron el contacto?
- Ella me eliminó de todas las redes sociales, lo que hice fue escribirle una carta a la mamá adoptiva agradeciéndole por todo, diciéndole que hay amor de sobra, que no quería ocupar su lugar, solo estar ahí al lado y acompañar a Romi en los años que quedaran.
También les mandaba mensajes a sus amigas, pero no me contestaban jamás. O sea que yo no sabía cómo hacer para poder hablarle, que me diera una explicación, pero de última yo no tenía por qué hacerlo. Sigo cargando mis benditas culpas.

¿Por qué te distanciaste?

Me distancié por las circunstancias. Mi familia no estaba de acuerdo y tuve que hacerme a un lado. Fue muy duro para las dos partes así que tuve que ceder.
Si pudiera pedir un deseo, sería que a mi mamá no le duela toda esta situación. Molestar, le puede molestar. Pero si le duele, está mal.

En medio de la entrevista, Sandra explicó que la familia tenía otro integrante. “Tiene un hermano ¿Sabías? Se llama David”.
“Bueno yo seguí con el papá de Romina y a los tres años buscamos a David, yo feliz. Igual toda mi vida estuve pensando en esa beba. Un hijo nunca suplanta a otro hijo, ni en pedo. ‘¿Dónde estará?, ¿cómo estará?, ¿qué estará haciendo?’, son algunas de las preguntas que por muchos años no pude contestar”.


¿Él sabía todo esto?
Sí, la agregó a Facebook, yo le dije que no perdiera contacto con ella. Un día me dijo que ella no le escribía más y a mí me puso re mal porque también siento que los separé.

“Ella me mostró fotos de cuando mi hermano David era un bebé. Un porotito con las mismas facciones que yo. Ojotes verdes, sonrisa, perspicacia. Fue una linda noticia, y muy dura. Duele muchísimo no haber podido verlo crecer, ser la hermana mayor que lo aconseje, lo ame como se merece. Un sueño hecho realidad, para otro. Porque YO no lo pude disfrutar. Le pedí disculpas por eso, por no haber estado. Pero bueno, las cosas no siempre salen como uno espera”.


- Cuando tuviste a David, ¿Viviste una situación similar con tus familiares?
- En el momento que quedé embarazada de David yo ya tenía casi 20 años, así que fue diferente la historia. En mi anterior embarazo tenía 15 y en ese momento era todo muy “¡Ay 15 años y embarazada, qué van a decir!” Mi mamá se hizo la re película. En la actualidad son muy diferentes las cosas.
Estaba embarazada por segunda vez, no me interesaba nada ni nadie, era mi decisión y punto. No te digo que era una adulta pero tenía los ovarios más puestos y ahí fuimos con todo. Los padres del “Turco” son lo más, por eso digo que si ellos se hubiesen enterado, todo sería diferente porque los abuelos por parte del papá de Romina siempre me ayudaron en todo.

“¡Lo loco es que siempre estuvimos re cerca!, yo vivo acá en el puerto y ella estudió en un colegio de la zona. ¡Lo que es el puto destino!”, exclamó Sandra.

Luego de lo vivido, Sandra reflexionó y dejó un mensaje para todas las mujeres que están sufriendo lo mismo que ella hace algunos años. “Lo que pasé yo, no se lo deseo a nadie. A todas las chicas les diría que no están solas, ahora hay lugares donde ayudan a las mamás menores de edad, que dar vida es maravilloso, ver crecer a los hijos y estar ahí para ellos, es lo más”. Además, sentenció: “Una no se recupera más de algunas cosas y dar en adopción un hijo no es la solución. Si les pasa como a mí, que fue a la fuerza tener que dar en adopción, ¡les aconsejo que luchen y defiendan ese cachorro como leonas! Siempre hay alguien que las va a ayudar. Siempre hay opciones. Lástima que me di cuenta tarde”.


¿Qué le dirías a los que son adoptados y les pasa lo mismo que a vos? ¿Que vayan por todo o que se pongan entre la espada y la pared?

Que fluya, que hagan lo que sientan. Son sus raíces y tienen derecho a conocerlas, pero que siempre se pongan del lado de sus padres, que son los que realmente los criaron. Padre es el que cría, no el que engendra.



- Entonces el haber conocido a tus padres biológicos, es un claro punto de inflexión en tu vida....

- Pienso mucho en eso. Pienso en esas raíces desviadas que me hicieron vivir la vida con una perspectiva diferente. Nos tuvimos que separar, así se dieron las cosas. Todas las cosas que compartimos quedarán en la conciencia de cada uno. Lamenté haberme alejado. Pero el destino es así. Si le hacés bien a uno, lastimás a otro. Estoy feliz si ellos están felices.

Romina deja en claro sus sentimientos, tan perceptivos de una realidad que conoció hace poco y trata de sacar el mejor partido: “Soy la persona que soy gracias a un poco de todos, pero de la sangre más. Los genes, las raíces. Ellas. Nunca me sentí tan sorprendida”. 


Las identidades de los entrevistados fueron modificadas para resguardar el derecho a la intimidad


Telefonía celular: ¡Haga valer sus derechos!



Por Nahuel Calderón

¿Cuánto me vino de factura? ¡No me entran las llamadas!, el “3G” no funciona, son preguntas y afirmaciones que  se realiza toda persona que tiene un teléfono móvil. Las trampas de, por lo menos, la última década en argentina se debe al inmenso poder, e impunidad que tienen las empresas de telefonía.

No se deje engañar, las tres famosas empresas de celular del país están lejos de ser sus amigos, de querer brindarle algún beneficio. Ante cualquier reclamo, el usuario común, promedio, aquel que no está informado como corresponde, se transforma en prisionero de estas corporaciones. ¿Es culpa del usuario? Se puede decir que, en parte lo es, pero no es culpa absoluta de éste, sino que es rehén de las trampas propuestas por las empresas, y operadores entrenados al ritmo del “speech” apropiado y la mentira sustentada en la publicidad engañosa.

Lo que le sucedió a  Carlos es un claro ejemplo de algunas trampas ejecutadas por compañías de teléfono. Decidió cambiar de teléfono móvil, abandonar aquel viejo Blackberry y su obsoleto plan de dato y optar por un Smartphone; llamó a atención al cliente, pidió hablar con un operador de la empresa e informarle el cambio de aparato. Paso siguiente, le comunicaron que no tenía que realizar ningún cambio porque el sistema seguiría funcionando de la misma manera. Esta es una de los engaños que más utilizada dichas compañías para seguir cobrándole al usuario por un servicio que no estará consumiendo. “Pasaron los meses y usted, feliz con su nuevo celular, se da cuenta que no solo tiene problemas de conexión a Internet, sino que la facturación aumenta sistemáticamente mes a mes”, relató la víctima.  Como usuario damnificado se volvió a comunicar con “atención al cliente” en búsqueda de una solución a sus problemas.  El operador de turno, después de un largo monólogo, no solo le resolvió el problema a medias, sino que lo dejó sin posibilidad a seguir reclamando y envuelto en el entramado propuesto por el empleado.

“Pasaron los meses y las facturas son cada vez más altas”, contó Carlos. Además agregó que los reclamos son constantes y él, como usuario no sabe qué hacer, volvió a comunicarse y la única respuesta que obtuvo fue: “Disculpe señor, le pido perdón en nombre de mi compañero que antes lo atendió”. Pese a esto y a una nueva insistencia, los problemas continuaron durante mucho tiempo más.


En 2014, sobre 3000 denuncias hechas a Defensa del Consumidor en Mar del Plata, el 30% de dichas acusaciones corresponden a reclamos de usuarios de telefonía celular.

Otra situación confusa, el servicio de Internet móvil, ¿Un mito? Hasta mediados de 2014, las empresas “vendían” en sus paquetes, Internet “ilimitado”, servicio que nunca existió y trajo más de un dolor de cabeza a los usuarios. Sumado al “boom” de la boleta electrónica, en la cual no se especifica nada detallado con respecto a los planes, en donde solo se informa el número de cuenta, la fecha de vencimiento de la factura y el monto a pagar, ahí la estafa. Se dejó de brindar la prestación como tal, sin avisar previamente. ¿Las consecuencias? Los clientes tuvieron que pagar los excedentes.

Por ejemplo, Claro da la posibilidad, actualmente, de contratar tres planes de Internet: 100 Megabytes, 400 Megabytes o 3 Gigabytes. Aquel que cuente con uno de estos “nuevos planes” deberá adaptarse y consumir hasta el tope indicado de acuerdo a su contrato. En caso de quedarse sin Internet deberá recargar saldo por su propia cuenta. Hasta el momento, según datos de Defensa del Consumidor Mar del Plata, estos son los casos de engaño más recurrentes.

En Capital Federal, Movistar realizó una estafa en abril de 2014. La Defensoría del Pueblo porteña pidió a la Secretaría de Comercio que ordene a la empresa Movistar la suspensión "inmediata" de los nuevos planes que incluyen el cobro de bloques adicionales para uso de datos móviles, y que restablezca los planes de Internet ilimitada.

La presentación de la Defensoría se trata de una acción colectiva para los al menos 1,7 millones de clientes que, según la Secom, fueron alcanzados por la decisión de Movistar de modificar sus planes de datos.


Acá, todo lo que tiene que saber para defenderse ante ésta y otras negligencias:

1)      Cuando usted se comunica con “Atención al cliente”, “cobranzas” o el área de reclamo conveniente, siempre, deberá pedir el número de reclamo correspondiente y el nombre completo de la persona que lo asiste por teléfono o en persona. Es el único comprobante legal que ampara al usuario.

2)      “Esta llamada puede estar siendo monitoreada o grabada”, es una mentira absoluta. Si no pide el número de reclamo, las llamadas no tienen ninguna validez.


3)      No se deje engañar ni presionar por nadie, como usuario tiene derecho a que le solucionen todos sus inconvenientes amparados en la Ley 24240, “Ley de defensa del consumidor”. Apartado en el artículo 14.

4)      Ante la negativa o no resolución del problema, y salvaguardado por la ley indicada anteriormente, debe dirigirse a Dirección de Defensa al Consumidor e Intereses del Contribuyente. En Mar del Plata, se encuentra en Belgrano 3465.


Con estos simples pasos, usted podrá tratar de evitar los engaños de las compañías telefónicas. La  el organismo de defensa al consumidor se encargará de forma directa y absolutamente gratuita de resolver sus inconvenientes.
La forma de procedimiento es la siguiente ante la negativa de la empresa a resolver su problema diríjase a Dirección de defensa del consumidor, en donde se lo asesorará y comenzará a llevarse a cabo un proceso de mediación en la cual ambas partes puedan ponerse de acuerdo. Si esta instancia no lo satisface o simplemente su problema es muy grave, puede pasar a una instancia legal, en la cual necesitará de un abogado.