
Por Sebastián Alí, Leonardo Ibarlucía y Fernando Sánchez
El acceso al transporte público de pasajeros para personas en sillas de ruedas es cada vez más difícil debido al escaso control que ejercen las autoridades sobre las empresas concesionarias de estos servicios, las cuales deberían adecuarse a las normas vigentes y garantizar que la sociedad en su conjunto pueda utilizar un servicio tan importante. Sin embargo, las autoridades, claramente se preocupan más por el aumento del precio del boleto que por la integración y el correcto funcionamiento del sistema.
Las empresas que ganan licitaciones tienen el deber de
cumplir con los requisitos que pide el Estado, que es quien brinda los
contratos, algunos de estos son que el 15% de los colectivos cuenten con rampas
y que cada año ese promedio se aumente un 15% más, o la utilización de chasis
bajos en las unidades. No obstante, como viene sucediendo en los últimos
gobiernos de General Pueyrredon, los controles escasean, las empresas no se
adecúan y la gente en estas condiciones queda excluida del servicio de
transporte. Si bien la limpieza de las unidades, el cumplimiento de las
frecuencias y los aumentos que se registraron (y que se quisieron imponer) son
algunas de las quejas más comunes de los usuarios, no son tantas las voces que
protestan en nombre de la porción de la población que, por distintas
circunstancias, tiene que movilizarse en silla de ruedas y, por lo tanto,
encuentran menos respuestas y más impedimentos.
En este sentido, Gustavo Maglione, asesor jurídico de la
Dirección Municipal de Discapacidad, expresó: “Las rampas no existen, aunque
sería lo correcto que existieran. Lo que sí hay son algunas unidades con
plataformas, pero gran parte de ellas no funcionan, lo que nos pone en una
situación bastante deplorable en cuanto a la accesibilidad de personas con
discapacidad en los medios de transporte público. Ésta es una constante
denuncia que viene desde hace muchos años, por parte de la Comisión de
discapacidad del Concejo, nosotros desde la delegación y también personas
particulares”.
“La municipalidad, en lugar de controlar a las empresas
concesionadas, tuvo que salir a suplir ese déficit contratando móviles privados
como lo es la empresa Servisa. Realmente la ciudad está en falta con lo que
refiere al sistema de transporte. Tenemos algunos vehículos con plataformas que
no sirven o que tienen un servicio limitado. Se hace la idea de que la
plataforma sirve únicamente para sillas de ruedas, pero la persona con
consecuencias, por ejemplo, del polio, se moviliza con bastones canadienses y,
por lo tanto no puede subir escalones. El sistema es deficitario por donde se
lo mire, primero porque las plataformas que hay no funcionan y segundo porque,
las que funcionan, no sirven para todo tipo de discapacidad”, agregó Maglione.
Desde las empresas apoderadas de las concesiones, argumentan
que no existen unidades con las rampas porque “no son de uso masivo”, lo que
deja en claro la posición de las mismas en lo que refiere a inclusión e
igualdad. Al respecto, el abogado señaló: “El argumento de ellos es que no
están porque se les da muy poco uso, según las estadísticas que manejan. Pero
en realidad lo que nosotros exigimos es que hay que cumplir con la ley antes
que nada. Después discutimos la frecuencia, pero tienen que adecuarse desde el
vamos. Acá hay que tener colectivos con chasis bajos y, más allá del estado de
las calles, en el 90% de la ciudad tendrían que andar sin problemas y, sin
embargo, se rehúsan a utilizarlos”.
Por otro lado, Cristian Azcona, concejal del Frente
Renovador y vicepresidente de la comisión de Tránsito y Transporte, brindó su
opinión de este contexto adverso para la inclusión y fue tajante al respecto:
“Lo que venimos padeciendo en esta ciudad es que pasa el tiempo, pasan los
gobiernos y no solucionan el tema. No solamente faltan las rampas en los
colectivos, sino también todos los accesos que tendrían que tener los
discapacitados al momento de usar el transporte público y circular por Mar del
Plata”.
El transporte público de pasajeros en la ciudad contiene un
pliego de condiciones en el contrato que contempla la posibilidad de que,
paulatinamente, se debería llegar en un futuro al 100% de las rampas en los
colectivos, pero la realidad es que hoy no funciona ninguna. De la totalidad de
las unidades que están circulando en Mar del Plata, deberían funcionar al menos
un 15% con rampas y en ese mismo porcentaje debería incrementarse año a año
hasta llegar al objetivo de abarcar todas las unidades: “Obviamente que hay un
Estado ausente en las políticas de control, porque si el estado estuviera
presente y controlando, los colectiveros y las empresas de transporte tendrían
que acogerse al pliego que ganaron y que contempla la posibilidad concreta de
que en Mar del Plata sea accesible”, agregó el concejal del Frente Renovador.
Mientras que Maglione dijo al respecto: “Totalmente de acuerdo con Azcona, pero
el tema es que ya tendrían que estar en funcionamiento esas frecuencias. La
ordenanza es de hace más de cinco años, por lo que a esta altura tendrían que
estar funcionando el 100% de las unidades con rampas”.
Azcona, estuvo al frente de la Defensoría del Pueblo durante
nueve años, por lo que se mantuvo en constante roce con la problemática y es
palabra autorizada: él mismo se encargó de realizar un informe sobre la
situación de las rampas de las veredas de los paseos de la ciudad, más
precisamente en la zona de Playa Grande, donde deja evidenciado, con imágenes
incluidas, que la situación es más que irregular y que hoy en día la ciudad es
un obstáculo gigante de exclusión agravado por la pasividad del Estado al
respecto: “El municipio está ausente en lo que refiere a políticas de control.
Es por eso que los empresarios no se adecúan, no hacen cumplimiento efectivo
del pliego. No es una crítica política, es una crítica objetiva que perdura a
medida que pasan los gobiernos. Y obviamente tiene que haber una política de
control por parte del Estado, pero también tiene que haber una concientización
por parte de los automovilistas, que muchas veces no respetan”.
Cuando todavía no había sido aprobado el último aumento del
boleto en el Concejo Deliberante (el cual lo llevó al precio actual de $6,86),
los representantes de las empresas concesionarias ya habían pedido expresamente
que la tarifa alcance los $8. A pesar de las condiciones del servicio brindado,
los empresarios consiguen regularmente que sus demandas sean prioritarias por
sobre las de los usuarios.
Las empresas, no solo no cumplen con las obligaciones
básicas que conllevan llevar adelante el servicio, sino que inclusive se
mantienen por fuera de los marcos regulatorios, como por ejemplo al no publicar
los recorridos y horarios de las unidades equipadas para el transporte de
personas en sillas de ruedas. Sobre esta situación, el ex candidato a intendente
afirmó: “El ejecutivo se apuró más en hacer efectivo el aumento del boleto que
en controlar que se cumpla con lo pedido en la licitación. Cuando se habla del
transporte público de pasajeros, la única discusión que yo vi durante muchos
años se da cuando piden el aumento del boleto colectivo. Las empresas de
colectivos son culpables, pero creo que el culpable más grande es el Estado.
Nosotros, que representamos el Estado, tenemos que garantizar que el
discapacitado pueda subir y tenemos que hacerlo con una política presente.
Obviamente que si no hay controles, esta será una ciudad descontrolada”.

Ley N° 24.314
La accesibilidad de personas con movilidad reducida a los
transportes públicos de pasajeros está contemplada en la Ley N° 24.314,
sancionada y promulgada en 1994 por el Senado y la Cámara de Diputados con el
fin de sumar puntos importantes a la Ley N°22.431. Las líneas agregadas
establecen en el Artículo 20, como prioridad, la "supresión de barreras
físicas en los ámbitos urbanos, arquitectónicos y del transporte que se
realicen o en los existentes que remodelen o sustituyan en forma total o
parcial sus elementos constitutivos, con el fin de lograr la accesibilidad para
las personas con movilidad reducida".
Además en el artículo 22, se aclara la aplicación de la ley
a los transportes terrestres, aéreos y acuáticos de cortas, medianas y largas
distancias, los cuales no deben presentar barreras para el acceso y utilización
por parte de las personas discapacitadas. Lo expresado allí representa que los
colectivos que circulan por la ciudad, deberían contar con rampas o elevadores
que permitan el uso de este medio público a quienes cuenten con dificultades
motrices que le compliquen el ascenso o descenso por escaleras.
Un problema que no es
solo marplatense
La persona con discapacidad tiene el derecho de poder
subirse a un colectivo con las condiciones que requiere y sabiendo la
frecuencia con la que circulan cada uno de ellos. Cuando se habla de obstáculos
físicos, se refiere al impedimento de poder subirse a un colectivo de manera
fácil y agilizada. Cuando se habla de obstáculos culturales y sociales se hace
referencia al desconocimiento por parte de las personas con discapacidad de la
frecuencia con la que circulan los transportes, de las largas esperas en las paradas
y de la consecuencia que esto conlleva, como por ejemplo llegar tarde al lugar
de trabajo.
Fotos: las fotos fueron tomadas de distintos sitios de internet.
Fotos: las fotos fueron tomadas de distintos sitios de internet.
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