Por Mariana Brailovsky y Alejandra Salinas
En los últimos años la figura femenina ha tomado un rol cada
vez más importante, ha redimensionado sus derechos y hasta se la puede poner a
la par del hombre, cosa que tiempo atrás era impensable. Sin embargo, la mujer tiene que lidiar día a día con algo que parece no
tener solución: el acoso callejero.
¿Cuántas madres, hermanas, amigas o conocidas sufren el
acoso del hombre cuando van caminando por la calle? El chiflido como si fuese un perro, la falta de respeto, o hasta
el toqueteo.
A veces pareciera que hubiese que agradecer que el acoso
verbal no pase de eso, como si la mujer además de soportar aberrantes frases
tuviese que decirle al hombre que le grita “gracias por no violarme".
Cualquier mujer, señora o señorita alguna vez han sufrido
estas situaciones. No hay una de ellas que conteste que no, la gran mayoría de
la población femenina sufre del continuo acoso de “hombres” que para ser más “machos”, más viriles y mostrarse como
fuerza superior acosan verbal y físicamente al sexo femenino. Lo paradójico, es
que nadie se para a decirles nada e incluso algunos festejan estas actitudes. ¿Las personas que actúan de esta manera
tienen en su familia mujeres? ¿Piensan en ellas y como se sentirían en este
tipo de situación?.
Muchas estudiantes han padecido estas situaciones, camino a
la facultad, camino a la escuela o hacia sus casas. ¿La sensación? Casi todas
coinciden en que se sienten incomodas, indefensas y con impotencia al no poder hacer nada. Saben que son superiores
físicamente, que tienen más fuerza, que la mujer prefiere mirar al piso y no
decir nada, prefiere callar para que la situación no pase a mayores, se siente
intimidada, ultrajada y con una voz que hace silencio por miedo. Los hombres que tocan, que gritan obscenidades, que miran de
manera desagradable, dan miedo,
provocan que las mujeres dejen de caminar solas, que se tapen porque se sigue
creyendo que “provocan” estos hechos.
“El 4 de marzo del 2015 se marcó un hito en la lucha por la
igualdad de género en Perú y América Latina: el congreso de la República del Perú
aprobó un proyecto de ley para prevenir
y sancionar el acosos sexual en espacios públicos que previene y sanciona
el acoso sexual callejero, el primero de su naturaleza en el continente”
(Fuente: http://paremoselacosocallejero.com/).
La mujer no se viste para provocarte camino al trabajo,
tampoco para que la manosees mientras pasa por la obra que estás construyendo.
No, no pretende que le toques bocina con
tu auto cuando cruza la calle. Mucho menos quiere que te apoyes en ella con
la excusa de que el colectivo va muy lleno y fue “sin querer”.
El acoso callejero no es
sólo una frase que hace el hombre al pasar. Es algo que alude a la sexualidad,
que además lo llevan a cabo con silbidos, comentarios fuera de lugar, miradas
fijas, cierre del paso, manoseo,
seguimiento. Del 7 al15 de abril se celebra en todo el mundo la semana
internacional contra el acoso callejero.
La mujer en su día a día lucha contra eso y teme que algún
día pase a mayores, si es que todavía no pasó. Muchas mujeres no reaccionan
frente a esas ofensas ya que tienen miedo. ¿Cuántas
mujeres cruzan la calle al ver un grupo de hombres sólo por temor o para no
vivir un mal momento?
Proponen multar a
los hombres por el acoso callejero
Cada vez se amplía más la lista de países que tienen una ley
contra el acoso callejero. Perú fue el último en aprobarla, el 5 de marzo, y la
misma prevé penas de 3 a
12 años de prisión. En Bélgica, quienes pronuncian comentarios sexistas en la
vía pública deben pagar entre 50 y 1.000
euros o pasar un año en la cárcel.
En Argentina, el movimiento Libres del Sur presentará un
proyecto para “sancionar el abuso
callejero en espacio público”. La
propuesta establece en el artículo 129 que todo aquel que ejerza acoso contra
una mujer será penado con una multa de cien a siete mil pesos y que ese
dinero será destinado al Consejo Nacional de la Mujer. Además, este
punto deberá ser exhibido en espacios públicos y en edificios oficiales.
Sin embargo, un informe de la ONG "Bullying Sin Fronteras" indica
que hay más de 100 denuncias por
mes por acoso callejero, que se tramitan en los tribunales porteños y de la
provincia de Buenos Aires. Para la Justicia el acoso se circunscribe a todo
comportamiento agresivo y persecutorio de una persona hacia otra, como gritarle
guarangadas a una mujer, perseguirla y amenazarla con ataques sexuales; escenas
cotidianas para cualquier muchacha que camina por la calle. (Fuente: www.infonews.com.ar).
“¿Sufriste acoso callejero?”
Algunos testimonios
Abril: “Sí, lo
sufrí. Y para mí lo hacen porque siguen con la idea de que la mujer es un
objeto y que solo está para servirlos a ellos. Se quieren sentir superiores al
hacernos sentir incomodas y hasta a veces indefensas. Textual no me acuerdo que
me dijeron, pero que te tocan bocina, giran para mirarte o te dicen cosas
constantemente”.
Dalila: “Me
pasa todos los días cruzando Juan B Justo para ir a la facu. Hay veces que
hasta lloro literal, me da impotencia no poder hacer nada. Creo que lo hacen
porque no piensan en la mujer, solo piensan en lo que sienten en ese momento.
Nunca me tocaron gracias a dios pero estoy
cansada de escuchar cosas”.
Georgina: “Sufrí
cosas siempre, una vez cuando tenía 13 pase por una obra y un hombre me toco la cola. Yo me asuste y a las
dos cuadras le dije a mi tía lo que me había hecho. Al hombre no le dije nada porque
era chica y me asuste. Creo que lo hacen
porque son sexópatas, desubicados y mal educados”.
Lucrecia: “Me han
dicho cosas. Lo dicen porque son machistas y se creen con derecho a molestar las mujeres”.
Micaela: “Sí, me
gritaron una vez por la calle y nunca terminaron. No me tocaron, pero les fui
indiferente porque me pone muy incómoda esa situación. Lo hacen porque ven a la
mujer como un objeto”.
El acoso además de verbal,
también puede ser sexual. No se da sólo en la calle. Existe el acoso laboral,
el acoso en el transporte público.
El acoso sexual puede ocasionar que una mujer deje su empleo para no afrontar el problema, si bien debido a
la actual crítica situación socioeconómica de la Argentina lo más
probable es que calle y se someta para
no perder su ingreso. Puede ser despedida o perder sus perspectivas de
promoción por no haber accedido a las sugerencias que le fueron hechas. La mujer acosada tiene siempre una
sensación de culpabilidad generada por la carga social y cultural que, ante
estos hechos, ve a la mujer como una “provocadora”. (Fuente: www.secretariasenred.com)
No es lo mismo piropo que acoso, y hay que desnaturalizar
estos hechos de la sociedad. La mujer no
responde por miedo, no porque le gusta lo que le decís. Si bien este es el
principio de algo que va a llevar tiempo erradicar, el género femenino se unió
a través de internet para denunciar este tipo de acosos. El uso de las redes
sociales comenzó a utilizarse para difundir situaciones, consejos y denuncias
de hostigamiento masculino. Hay una página en especial que es la que comenzó aincitar a las mujeres a que comenten sus vivencias, es
una página Estadounidense, se abrió en 2005 en New York, es sin fines de lucro
y genera un movimiento en contra del acoso callejero. Ahora existen 12 sitios
hermanos de Ihollaback en 12 ciudades internacionales y 14 más aparecerán
pronto.
1 comentarios:
Gracias por tu articulo. Me parece bastante importante hablar del acoso callejero, de compartir sus experiencias y no dejar caer en el olvido ese fenómeno.
Viajo mucho, sola o con amigas, sola o con mi pololo y que este con un short en Madagascar o con una bufanda hasta las orejas en la Patagonia ... que sea gorda, alta, flaca, tuerta o coja ... soy una mujer.
Que sea en Francia, en Nicaragua, acá o allá, hombres tratan a las mujeres como si fueran perros callejeros : les silban, les gritan, les tocan ...
Escribi un articulo sobre mis dudas e interrogaciones sobre el limite que separa los piropos y el acoso callejero :
http://voyagesduneplume.canalblog.com/archives/2015/05/30/32139114.html
Publicar un comentario