Por Franco Lucchetti, Marcos Gabarain, Tomás Vidal y Agustín Morasso
“El veganismo es la cultura consciente.
Tiene un sentido ecologista, es una corriente ética que repudia el maltrato
animal y despoja la idea de ver a los animales como recursos”, afirma Jazmín
Safi, organizadora de eventos veganos. Una dieta vegana pura afecta a
la salud, hay déficit nutricional y es necesario suplementarse, afirma la
nutricionista. El vegano tiene una moral más abarcativa, analiza el psicólogo.
Todos ellos coinciden en algo: son veganos.
“Poner a los animales a la misma
altura que nosotros”,
dice Jazmín y explica que esa es la idea madre del veganismo. En pos de esa
causa, se limitan a comer frutas, verduras y granos. A su vez, evitan la carne,
los huevos, todos los lácteos y hasta la miel.
- ¿Por qué cambiaste tu dieta omnívora
a vegana, Jazmín? ¿Qué efecto produjo en tu cuerpo?
- Te adaptás o comenzás por experiencias de vida. Yo tenía un problema en
el colon y tuve que cambiar mi dieta. Ahora también dejé las harinas porque
Monsanto modificó el grano de trigo y me cae mal. De todas formas, va más allá
de la pureza del cuerpo por mejorar lo que introducimos en nuestro cuerpo.
“Aquellos veganos que no incorporen
todos los nutrientes necesarios van a tener carencias nutricionales y problemas
de salud, así que es necesario suplementarse”, expresa la nutricionista Luciana Fortunato
(Matrícula provincial 1185), que además es vegana. Suplementarse significa
incorporar las vitaminas, minerales y/o aminoácidos faltantes en forma de
pastilla. Jazmín, por ejemplo, se suplementa con B12, una vitamina que ayuda en la producción de glóbulos rojos y la
prevención de anemia. Para saber exactamente cuál es el faltante, el vegano
debe recurrir periódicamente a un control
riguroso con una nutricionista que le indique con precisión lo que debe
tomar para mantener una estabilidad. Otros suplementos comunes son vitamina D, omega 3 y omega 6, hierro, calcio y zinc. “Todas las personas, tengan la dieta que
tengan, deberían hacerse un control nutricional. Tener una dieta omnívora y
“comer de todo” no significa que se estén alimentando bien y no les falten
nutrientes”, advierte la organizadora del último Festival Vegano en Mar del
Plata.
La idea de que la dieta vegana impide llevar una vida “normal” es un mito. Siempre que quien la consuma tenga el recaudo de diseñar una
dieta completa. “A mí no me impide hacer
ninguna actividad. Hago deporte a la mañana temprano, trabajo todo el día, soy
madre y organizo eventos”. En el último, desarrollado el 10 de junio pasado
en Falucho y San Luis, hubo cientos de personas que pasaron a degustar algunas
de las muchas variedades de comida que había sobre las mesas, desde empanadas y
salchichas hasta budines y postres. “El
menú vegano es tan extenso como cualquiera, sólo hay que interiorizarse. Yo
conocí la cocina hace tres años, cuando convertí mi dieta”, afirma Jazmín.
La cocina vegana se mira de costado y se tienen prejuicios
por desconocimiento. No es más cara y es variada. Incluso se reemplaza la carne
por el seitán, carne vegetal
elaborada con gluten de trigo. También existe el tofu, un alimento que se prepara con granos de trigo y es
considerado un sustituto de la carne.
En cuanto a la imposibilidad
económica de llevar este tipo de dieta es otro mito. “Yo gano 10 mil pesos, tengo una dieta completa y mantengo a mi hija”,
cuenta Jazmín. Los productos se consiguen y el precio es similar y hasta más
barato que los que buscan quienes comen de todo. “Yo hoy no podría tener una dieta omnívora completa sin ningún faltante
nutricional, sería económicamente imposible”.
A su vez, en los últimos años, en Mar del Plata abrieron locales
gastronómicos que se dedican íntegramente a la comida vegana como “Ni Hao”, “Un Gusto Superior” y “La
Casita". Además, otros de menú variado como “Milo” han incorporado platos veganos a su carta.
“En la carrera nos enseñaron comidas
y hacíamos prácticas. Había planes alimenticios dedicados al veganismo y
vegetarianismo. Es indispensable interiorizarse para ser profesional porque
cada vez hay más personas que toman el hábito”, analiza Maité Irigoin, Chef recibida en el Instituto Gastronómico de las
Américas (IGA) de La Plata.
Por su parte, el psicólogo Rodrigo Gimeno (Matrícula provincial 47761) sostiene que las
personas veganas no tienen una mejor moral que una persona omnívora, sino que “tienen una moral más abarcativa”. “Los veganos toman al animal como un ser
vivo más, que se encuentra al mismo nivel que la especie humana”, aclara Gimeno.
- ¿El vegano es más o menos feliz que
una persona que come carne?
- No creo que la felicidad dependa exclusivamente de lo que se come. Si
existe algo llamado felicidad, se deberían involucrar un montón de factores no
sólo la comida.
Además, Gimeno ramarca
la importancia que estas personas le brindan a la conciencia animal. “La instrucción y la información llevan a la
gente a sensibilizarse sobre lo que realmente es el maltrato y el sufrimiento
animal. A partir de ahí, la gente adecúa su dieta para respetar eso que vio,
entendió e interiorizó”. También cabe recordar que las personas veganas no consumen productos que son testeados en
animales, como por ejemplo algunos jabones, shampoo, bronceadores y
dentífricos.
“Es ilógico pensar en el desarrollo y en la proliferación de
la cultura vegana en todo el mundo si consideramos que la mitad de la comida
que las 7 mil millones de personas
ingieren a diario es arroz. Si consideramos que aproximadamente 900 millones de personas pasan hambre. Casi un
cuarto de esa cantidad vive en la India, país que en el último tiempo aflora
como potencia por lo que exporta y sin embargo tiene la mayor cantidad de
malnutridos del mundo. Allí se calcula que dos de cada cinco personas son
vegetarianas -casi 500 millones- por
pura pobreza”, escribe Martín Caparrós
en su libro “El Hambre”. Si examinamos
todo eso, podemos ver que en el mundo se calculan unas 800 millones de personas veganas o vegetarianas, según la Unión
Vegetariana Internacional (IVU). En Estados
Unidos se calcula que un 15% de
la población es vegetariana o vegana, según datos de la Fundación Foodways. Por
su parte, Argentina tiene sólo un 5% de vegetarianos o veganos, según la
Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).
En Argentina -en
casi todo el país- es una elección, en
otros lugares del mundo es la única posibilidad. En Mar del Plata se trata de una cultura en crecimiento que adquiere
cada día nuevos adeptos y que ya tiene locales gastronómicos dedicados
especialmente a la comida consciente,
esa concepción que busca luchar por el respeto
animal.
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