Por amor a la vida



Por Héctor Fainbarg y Gonzalo Ojeda


Estudiantes universitarios de diversas carreras participan a diario en la Red de apoyo, contención y asistencia a niños y adolescentes con cáncer (Grupo PAANET) que depende de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Pablo tiene 22 años, eligió la carrera de Arquitectura y dedica parte de sus tardes al centro de contención. Juega con los niños, les enseña a pintar y se deja cortar el pelo para lograr que ellos puedan sentirse igual a los demás.

Con 19 años, Romina, también deja su granito de arena en busca de ser parte del cambio. Es estudiantes de Psicología en la Universidad Nacional de Mar del Plata y también se desarrolla como “docente” en su tiempo libre para brindar conocimiento a los chicos de 2 a 15 años, que en muchos casos, no concurren a colegios primarios y secundarios por el grado de su enfermedad.

Seguimiento o acompañamiento a los chicos y a sus familiares directos, trabajos de difusión, prevención y capacitación, o un servicio de Apoyo Psico-Emocional, son algunas de las actividades que realizan en PAANET.

ASISTENCIA PERFECTA

Los chicos van a diario y se esfuerzan a pesar de su enfermedad. Tienen asistencia perfecta en la “Casita de Contención” dirigida por “Mary” junto a sus voluntarios y un grupo de especialistas que brindan su tiempo sin recibir dinero a cambio. La recompensa no es mensurable en valores monetarios. Sólo faltan cuando una recaída de la enfermedad se los impide.
Jugar, bailar, pintar, cantar, reír, de eso está hecha la felicidad de éstos chicos que sufren ésta enfermedad. Parece fácil, pero sólo pocas personas logran llenar el corazón de alegría y de felicidad.

Vale recordar que el Grupo PAANET es el resultado de la unión de padres y docentes que, habiendo tenido familiares con cáncer, se reunieron a partir de otras experiencias Institucionales para organizar en 1996, desde el rectorado de la Universidad Nacional de Mar del Plata, una propuesta que contuviera las necesidades de niños y adolescentes con cáncer, conjuntamente con sus familias. Se sostiene a través de los familiares de los chicos y de la colaboración de la gente que se solidariza día a día con un mínimo aporte que va desde los diez pesos hasta donaciones de alimentos no perecederos.

Mediante la solidaridad se puedan lograr grandes cosas, como la felicidad de un niño enfermo que no demanda un gigantesco gasto económico, sino tiempo y cariño.

0 comentarios: