Por Mauro Tagle y Tomás Alvarez
El aumento de boleto está sucediendo cada vez con
más frecuencia. Nadie piensa en el usuario y la calidad del servicio es la misma. Además,
lo que para la empresa puede parecer un incremento mínimo, para el que tiene
que tomarse más de dos colectivos al día, es muy caro.
La encuestadora
del Índice de Precios al Consumidor registra los valores del ticket a lo largo
de los últimos tiempos. Desde hace 11 años releva los mismos tipos de precios
todos los meses en Mar del Plata.
Según los datos recolectados hace exactamente 10
años, costaba solamente $1. Por lo que desde entonces, la tarifa aumentó 490%
hasta hoy. El reciente aumento fue del 16% y representa un incremento
interanual del 43%, siendo el mayor de las últimas dos décadas.
En febrero de 2010, el precio era $1,80. Pasado
exactamente un año, aumentó un 17% llegando a $2,10. A mediados de enero de
2012, ya había alcanzado una suba del 20% colocándose en $2,50. Uno de los
mayores aumentos de los últimos diez años fue del 28% en febrero de 2013,
momento en que costo $3,10. Once meses después, en el año 2014, se efectuaron
dos aumentos: llegó a $4,00 en enero, y subió un 8% en octubre fijándose en
$4,30. Por último, en el 2015 también se hicieron dos modificaciones, una en
febrero y otra en diciembre que colocó en $5,90 el boleto, representando una
suba del 23%.
Los
empresarios transportistas siguen sosteniendo que pese a este incremento, el valor debería ser de $7,40, según el
estudio que prevé los costos de insumos realizado por el Departamento Técnico
de Transporte y Advertencias.
Lucio Abal, vocero de la Cámara Empresaria del Transporte, comentó que “a
pesar de que el usuario pueda o no pagar el precio actual del boleto, los
empresarios están preocupados por el contexto que se esta viviendo. Las tarifas
de los insumos están aumentando y eso hace no se pueda seguir adelante con el
boleto en un valor tan bajo”.
Además,
agregó: “Sumado al aumento de los costos, en breve tendremos un nuevo gasto de
sueldos, porque hay que discutir los sueldos de los trabajadores. Por eso digo
que el problema que tenemos nosotros es el que tiene todo el mundo”.
Los subsidios
son otra parte importante a la hora de que el precio se fije, por eso el
gobierno nacional dispuso un aumento del 37% de las contribuciones que se
destinan al transporte público de pasajeros en el interior del país. De este
modo, se pretende comenzar a achicar la brecha entre el boleto que pagan los
pasajeros en Buenos Aires y el costo en el interior.
Mientras la
tarifa sigue subiendo, mujeres y hombres que no tienen la posibilidad de gozar
de un vehículo propio o que por cuestiones de comodidad deciden tomarse un
colectivo, sienten el golpe en sus bolsillos, pero a su vez no están conformes
con la calidad del servicio. Incumplimiento
de frecuencias, conductores agresivos y sobrecarga de pasajeros en horarios de
más demanda, son algunas de las aristas más conocidas que generan
malestar e insatisfacción.
Lo mínimo a
garantizar por parte de las Empresas de las distintas líneas de ómnibus debería
ser la buena predisposición y la responsabilidad de transportar a miles de
personas a diario pero esto no sucede, tampoco los justos reclamos llegan a
buen puerto debido a que las autoridades municipales priorizan que siga
funcionando el servicio y no la formas en la que se brinda.
Esta presión
que se da en la Comisión de Transporte no hace más que jugar en favor de los
empresarios, ellos deciden cuándo, cómo y dónde poner la atención. A medida que
el boleto aumenta, la calidad del servicio sigue siendo la misma y esto viene
así hace años, sin ninguna solución.
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