El traslado del Municipio: La otra cara






Por  Alfonso Colombo, Gonzalo Di Leva, Nicolás Gallardo y Juan Ignacio Moreno

El traslado del Municipio hacia el barrio Libertad es un tema latente en el ámbito local. El proyecto que lidera el intendente del Partido de General Pueyrredon, Gustavo Pulti, consta en el traslado físico de las oficinas administrativas del actual Palacio Comunal, hoy en día ubicado en las calles Hipólito Irigoyen entre Luro y San Martín, a las inmediaciones del Barrio Libertad, precisamente en la Avenida Libertad y Tandil. Allí posee las tierras el Club Unión, que cedería las tierras a cambio de unas hectáreas en Parque Camet  y un resarcimiento económico.

Desde Acción Marplatense se argumenta que este proyecto permitirá que Mar del Plata tenga una nueva centralidad, es decir, que los vecinos de los barrios periféricos de la ciudad no necesiten dirigirse al centro para realizar cualquier tipo de trámite. Al respecto, el secretario de Gobierno,  Marcelo Artime señaló: “Nos parece un proyecto muy importante, que va de la mano con el Plan Estratégico y el Plan Maestro de Transporte y Tránsito, y lo que hace es que el Estado este en la zona oeste, que es una de las zonas más necesitadas de Mar del Plata.  Esto tiende a formar una nueva centralidad, es decir que los vecinos del barrio Jorge Newbery, Libertad sientan que esta en su centro, sin necesidad de venir al centro histórico de la ciudad”.
 
Sin embargo, a la hora de poner en la balanza todas las cuestiones que hacen a una medida de tamaña envergadura, existen diversos matices que hacen dudar acerca de lo prioritario de este proyecto, que volvió a la  agenda tras la suspensión de la creación de la Policía Comunal.
Por un lado, el primer tema en cuestión es el financiamiento, pieza clave para que todo esto se pueda realizar. Desde comienzos de este año, el anterior secretario de Hacienda, Santiago Fernández destacó que el déficit del  Municipio cerró, en 2012, en 27 millones de pesos, y que, además, la provincia giró 80 millones de pesos menos por coparticipación. Ante esta situación, la oposición estimó que el número llegaría a los 200 millones.  Contrastando ambas cifras, el concejal de la Agrupación Atlántica, Carlos Arroyo responsabilizó de una “pésima administración” en este último tiempo y subrayó algunas inversiones. Una de ellas fue “las erogaciones en alquileres de inmuebles y los pagos efectuados a la policía para que acompañe al personal de Inspección General y Tránsito en los operativos, en lo que se dedicó más de 6 millones de pesos. Además, haberle destinado ya 2,2 millones de pesos a la UBA y a Flacso para hacer un estudio sobre el Transporte y el Tránsito para que nos digan que en Mar del Plata hay muchos autos, que hay que construir estacionamientos subterráneos y que se debe reformular el sistema de transporte".


No obstante, el mismo Artime indicó que el financiamiento sobre el diseño del nuevo Municipio es gracias al BID (Banco Interamericano de Desarrollo). “Hoy al Municipio no le esta saliendo un peso ya que el proyecto arquitectónico esta financiado por el BID, que también creemos que puede financiar la construcción del edificio”, declaró el funcionario que no especificó ningún plan concreto de financiamiento cuando los anuncios sobre el acuerdo final con Unión están a punto de realizarse.
 
Por otra parte, otra arista parte por el actual panorama que se vive en el barrio Libertad, en el cual se realizaría este proyecto. Una zona donde a mediados del año pasado echaron al subcomisario Alberto Rosso, por los diversos problemas que afrontó en su cuadrilla, entre ellos la extrema inseguridad, zonas por donde se comercializa libremente droga, desarmaderos ilegales, y las ya características trata de personas. Sin embargo, las falencias de este sector, que lo acompañan barrios como Jorge Newbery, son los severos índices de indigencia, analfabetismo y falta de trabajo, en una de las ciudades con mayor desempleo bajo las últimas mediciones del INDEC (9% cuando el promedio en el país es del 7,8%). 


Ante esta problemática, el presidente del Club Unión, Juan Rey, señaló su preocupación ante la situación de la zona: “Hace más de dos décadas que el predio esta destruido. Desde entonces que las características de la zona impedían que Unión siga entrenando allá. Nos robaban todos los días, se nos hacía imposible seguir yendo por lo que ahora no hay casi actividad, necesitábamos cambiar de aíre”.

Vale destacar que en la zona no se ha completado la colocación de desagües, cloacas y sólo está pavimentada la avenida Libertad. A su vez, el transporte que llega hasta el lugar es poco ya que sólo el la línea de colectivos 532 pasa por el hoy predio de Unión. El 511 y 512, pasan a más de cuatro cuadras.

Bajo esta temática, Artime aseveró que “la presencia del Municipio, en materia de seguridad, obviamente va ser importante, no solo en el barrio Libertad sino en todos los de la ciudad. La creación de la Policía Municipal va acompañado de la prevención y patrullaje en estos puntos de Mar del Plata, que más los necesitan”. Estas fueron las palabras del funcionario que responde a  Acción Marplantense, quien tomó una presunta realización de la Policía Comunal a través de una Consulta Popular que no se realizó hasta el momento. 

Cuando se habló de generar una nueva centralidad, en este caso en la zona oeste de la ciudad, la edil por la Unión Cívica Radical, Vilma Baragiola, en conjunto de su par Mario Rodríguez, señalaron que una verdadera descentralización no sería trasladar las funciones a un solo sitio, sino que “se generen pequeños Centros Cívicos en el norte, sur, este y oeste de la ciudad, como también que haya en el puerto, Sierras de los Padres, Batán y otros destinos”. Asimismo, Rodríguez remarcó: “Este nueva Municipalidad en el Barrio Libertad haría que familias que viven a cientos de cuadras tengan que trasladarse por toda la ciudad para ir a una zona que no conocen y así, tardar mucho más que donde hoy en día se encuentra las funciones administrativas de la Comuna”. Por su parte, Baragiola adujo a que las autoridades municipales han archivado todo proyecto de cara a esta iniciativa.

Financiamiento inconcluso, déficit cada vez más importante, un barrio que carece de servicios básicos y la inseguridad como denominador común, hacen dudar de este proyecto prioritario del intendente Pulti, quien retomó el tema una vez que no concretó la creación de la Policía Comunal. ¿Una Movida electoral?

Candy Crush: ¿Una moda inofensiva o un comportamiento adictivo?




 Por Mora Di Paolo
El uso de internet, sobre todo desde las redes sociales ha fomentado que público de diversas edades pase más tiempo de lo recomendado sentado frente a la computadora. Cuestión poco novedosa en estos días. No hace falta introducirnos en el campo de la nostalgia a la que todos nos remitimos cuando usamos frases tales como "antes se jugaba en la calle" o "se pasaba mas tiempo con los amigos cara a cara". Eso cambió, no sirve rememorar ahora antiguas pero no lejanas épocas.
Los juegos virtuales han acaparado los momentos de ocio de muchas generaciones que, en mayor o menor medida se ven atrapadas por el novedoso azar, los sonidos, los colores y la competencia entre "amigos".
Un ejemplo que causa furor en el mundo entero es CandyCrush Saga, un videojuego lanzado en el año 2012 con mas de 45 millones de usuarios alrededor del mundo, incluso hasta con una canción que fue viral en Youtube en pocas horas. No es menester de esta nota indicar reglas generales y desarrollo de su jugabilidad. De ella podrían hablarle cualquier conocido, amigo, pariente o vecino, pues algo es seguro: todos tenemos alguien cercano que juegue al Candy Crush.
¿Cuál es la barrera entre divertirse diariamente con un juego de Facebook y convertirse en adicto? La respuesta no es simple, incluso es bastante compleja si se tiene en cuenta que no todos se creen capaces de asumir su adicción al jueguito de las golosinas. Nadie parece estar al tanto de lo que a simple vista puede ser un juego inofensivo pero que en los casos más extremos puede llevar a muchos usuarios a sufrir el mal del siglo XXI denominado Ludopatía Virtual.
¿Qué es la ludopatía virtual? Es un trastorno en el control de los impulsos que lleva al uso desmedido de juegos y prácticas de azar mediante sitios web.
Muchos aficionados a este juego dirán que las consecuencias de su uso son inofensivas, pues tienen la "situación controlada". Saben en que momento del día detenerse para seguir haciendo sus actividades o creen no tener un problema mayor, solo quieren divertirse un rato. Aún así, existen casos en los que se piensa constantemente en resolver cada uno de los niveles que el juego ofrece, incluso a la hora de descansar se imaginan cual será la estrategia del día siguiente.
En los últimos días y debido a la enorme popularidad que adquirió el Candy Crush, se han hecho varios estudios que comprueban, entre otras cosas, que no se había llegado a hablar de adicción hacia un videojuego desde la era de la recordada consola Family Game. Ni siquiera los juegos de Playstation han adquirido tanta masividad y popularidad en tan poco tiempo.
Algunos especialistas comparan este juego con el furor que en su momento tuvo el conocido Tetris hace más de 20 años. Para ellos la clave radica en tres puntos principales. El primero y más atractivo es el siguiente:
"El Candy Crush ofrece recompensas lúdicas a corto plazo, esto estimula el placer en el cerebro y hace que se necesite seguir ganando aunque los niveles de dificultad lo impidan." Es allí donde surge la segunda cuestión más atrapante del juego: La dificultad. Asumir riesgos y tener vidas limitadas hace que el desafío sea mayor. La ya famosa frase "pasame vidas" es fundamental para seguir jugando. Incluso se realizan todo tipo de trampas y artimañas para conseguirlas. Trampas que la popularidad, el boca en boca, e incluso páginas y grupos en Facebook ya brindan al consumidor.
Es entonces cuando concluimos en la tercera característica irresistible: el carácter social del juego. Debatir sobre los niveles, competir con amigos y pedir vidas los mantiene conectados en una pequeña tribu de la que los fanáticos de la Saga forman parte como si se tratase de una película o un grupo de rock.
La moda del Candy Crush es, para algunos un desafío al alcance de la mano, divertido, atrapante, inofensivo. Para otros,  un comportamiento infantil e inentendible. Todo depende desde que lado de la pantalla lo miremos.
Ahora bien, ¿qué vas a hacer cuando termines de leer esta nota?


Aborto: la negación colectiva




La interrupción voluntaria del embarazo continúa siendo una problemática tan tabú que aún hoy cuesta pronunciar la palabra aborto vocalizando bien cada una de sus letras, porque en cada una de ellas se pelean la moral, los prejuicios, las ideologías, los derechos de la mujer y la desesperación, siempre presente en todos sus fonemas. 



 Por Alba Cueva
      
No se puede analizar este problema sociocultural, ni su alcance, ni su dimensión, sin comprender que cuando una mujer se somete a un aborto, ya sea mediante una intervención quirúrgica o farmacológica, es porque no ha encontrado ninguna otra alternativa de solución menos dramática. Por se debe hablar de “embarazos no deseados”, sus causas son infinitas pero siempre implican una decisión. July Chaneton y Nayla Vacarezza, en su libro La intemperie y lo intempestivo”, remarcan que “esta experiencia subjetiva obliga, imperiosamente, a repensar las condiciones históricas de posibilidad de ciertos sujetos sociales y no otros, por que la clase a la cual se pertenece modifica las formas de hacer o deshacer estas subjetividades”.

 Como sociedad nos rehusamos a analizar este conflicto y lo colocamos en el ámbito de la ilegalidad, como si pudiera quedarse ahí para no molestar a nadie. La Federación Internacional de Planificación Familiar calcula que cada año ocurren 44 millones de abortos de los cuales alrededor de 15 millones son clandestinos. En nuestro país, se estima que por año “se producen entre 460 mil y 600 mil interrupciones voluntarias del embarazo: casi un aborto por cada nacimiento registrado”, según datos de la periodista Mariana Carbajal. “La penalización del aborto lo que produce es la penalización de la pobreza”, asegura la jurista argentina Aída Kemelmajer, ex miembro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza. Actualmente no quedan dudas que su ilegalidad no disuade a las mujeres de realizarlos sino que, por el contrario, aumenta los riesgos en los que éstos se realizan. 

 Nos empeñamos en mantener la problemática por fuera de los datos oficiales, por fuera de las políticas estatales, por fuera de los debates legislativos. Mientras nosotros acrecentamos esta ceguera más de cien mujeres mueren por año en nuestro país. Mujeres que no encuentran contención en los programas de salud, que sufren en carne viva el estigma y la humillación social.

Las políticas públicas de salud sexual y reproductiva en nuestro país y en nuestra ciudad permiten que su ilegalidad acreciente la injusticia social y, por ende, que sigan muriendo las mujeres de bajos recursos que no pueden enfrentar los altos costos del ‘mercado negro’.

El estigma de pertenecer a una clase

 En el instante en que una mujer decide interrumpir su embarazo, la realidad, como un guantazo, le recuerda a qué clase pertenece. Llevar a cabo la decisión tomada para la mujer de clase media y alta no implica, en principio, grandes riesgos. En Mar del Plata existen, por lo menos, tres reconocidos centros donde ginecólogos calificados realizan abortos en condiciones de asepsia e higiene. Se los puede reconocer como ‘clínicas privadas’ o ‘centros de estética y belleza femenina’, el precio de una primera consulta varia entre 100 y 150 pesos, pero el costo de la intervención alcanza los 6000 pesos. Una cifra justificada únicamente por su componente clandestino e ilícito.       
   
 La prueba más genuina de los abortos realizados en nuestra ciudad, en el sector privado, resulta del testimonio de aquellas mujeres que han pasado por esta experiencia y tienen el valor necesario para contarla.

 María hoy tiene 30 años pero recuerda cuando con 23 decidió abortar: “Ya era grande es decir no tenía ese respaldo social de ‘bueno, es chica’ y recibí el estigma incluso de mi mejor amiga que me dijo: -lo tendrías que haber pensado antes- . A mi me mató porque yo no quería tenerlo, tenía muchos sueños por cumplir y no entraba un hijo y me sorprendió como personas que yo creí que me iban a  apoyar porque eran de mi edad y mi clase social me condenaron. Hablé con otras amigas que habían vivido lo mismo y me recomendaron ir a un Centro conocidísimo. Primero tuve una consulta, me explicaron todo y al otro día fui por la mañana con mi pareja y me colocaron un óvulo. Después volví por la tarde, ahí me inyectaron un sedante y no supe más nada. Cuando desperté una enfermera me decía que tenía que irme pero yo no podía moverme, me dolía todo el cuerpo. Los días que siguieron fueron duros pero salió todo bien y hoy agradezco haber podido acceder a un lugar así.”

       La práctica, en sí, es similar en los distintos establecimientos, se introduce Misoprostol por vía vaginal y, horas más tarde, se realiza anestesia de manera general. Al despertarse la paciente debe marcharse rápidamente, ya que la ‘clandestinidad’ implica la ambulatoriedad, en perjuicio de su salud. La utilización de Misoprostol en la actualidad está recomendada por la Organización Mundial de la Salud, en su informe acerca del aborto farmacológico.
       
  Jésica en cambio tenía tan sólo 17 años en el momento en que quedó embarazada, todavía iba al secundario. “Cuando mi ginecóloga me lo dijo me largué a llorar del miedo, ella entendió el terror que yo tenía y me recomendó un médico de confianza que practicaba abortos, que quedaba en el centro. El lugar era tétrico, con esa carga idiota de “clandestinidad” que uno le pone encima, era oscuro y olía a humedad. Fui con mi novio y nos enteramos del procedimiento, después me costó muchísimo decírselo a mi mamá, estaba obligada porque era menor y necesitaba su autorización. Días después fui, me anestesiaron y me desperté en otro cuarto, el médico me dijo que había salido todo bien, que iba a tener pérdidas por tres días y que cuando me pudiese mover me tenía que ir. Pasé mucho días de reposo, en ese momento no comprendí por qué el derecho a decidir sobre mi cuerpo podía ejercerlo pero de manera oculta, poniéndome en riesgo. Hoy todavía no lo entiendo”, reflexiona con la voz entrecortada.

       En nuestra ciudad forma parte del saber ciudadano poder localizar los ‘aborteros’, conocer sus precios e incluso sus métodos. Probablemente porque dentro de la sociedad, en ese lugar oscuro de lo que se sabe pero no se dice, conviven individuos que aceptan que este mercado existe y existirá. Incluso estas ‘clínicas’ ganan reputación como lugares confiables para mujeres que buscan, desesperadamente, verse protegidas. Varios testimonios agradecen haber recibido ayuda económica de familiares y amigos para poder pagar los altos costos de esta “seguridad”.        

Eugenia tuvo lo suerte de “resolverlo en un día, hay otras que no tienen esa posibilidad”. Hoy es madre de dos niñas y lamenta no haber podido planificar mejor su vida reproductiva como para evitar someterse a una situación de ese tipo. Ella asegura que le gustaría que a sus hijas le enseñaran a pensar la maternidad desde la secundaria, a través del debate y el diálogo. 

  El sociólogo Jorge Pailles lleva más de treinta años en el estudio de la salud sexual y reproductiva de Latinoamérica, sostiene que “las clases altas, en general, tienen mayor libertad de expresión porque tienden a estar evadidas del pensamiento del otro. En cambio, en las clases bajas las personas allegadas son más sancionadoras. Hay más cuidado, más vergüenza de decirlo, es más el silencio y, por ende, es muy difícil sacar el tema por la persecución que cargan. La mujer que llega a una buena clínica de aborto se siente protegida, pero la de clase baja siempre está desprotegida”.

 Las mujeres de estratos socioeconómicos bajos son las principales víctimas de los errores y las falencias de los Centros de Salud, encargados de resguardar la salud sexual y reproductiva y de brindar lo que se denomina consejería en anticoncepción. Cualquier inoperancia en estos programas de prevención son, en muchos casos, las causas principales del aborto.

Un embarazo no deseado no es admitido en los sistemas de salud público que sancionan y juzgan las decisiones personales de las pacientes o el simple desamparo de la indecisión. Se construyen sistemáticas barreras frente a cualquier tipo de interrupción, se instaura la sordina, el ruido apagado. Se extiende la vasta jurisdicción en donde nadie interviene, hasta que las reciben con hemorragias o complicaciones post aborto.

 Generalmente, en este punto, los centros las derivan a los Hospitales Públicos. Las mujeres que se ven obligadas a internarse lo hacen en situaciones extremas donde corre peligro su vida misma o su genitalidad. Los abortos hoy en día continúan siendo la primera causa de mortalidad materna, pero la muerte no es la única secuela.

 Para el doctor Miguel Pasculi, Jefe de la Unidad de Diagnóstico Prenatal del Hospital Materno Infantil, en Mar del Plata cambiaron “mucho las cifras de mortalidad femenina porque anteriormente la forma de inducir un aborto era poniéndose cuerpos extraños o con métodos caseros como sondas, agujas de tejer, tallos de perejil. La desesperación de las mujeres puede llevarlas a hacer cualquier cosa”. Pasculi afirma que hubo un gran cambio a partir de que se popularizó de forma clandestina el uso de prostaglandina, Misoprostol. “La tendencia al aborto provocado no disminuyó ni mucho menos, pero antes se veía mucho síndrome de Mondor, que es el aborto ya infectado, en éstos casos la mitad de las pacientes morían,  con el Misoprostol se observan menos complicaciones, al punto que  muchas veces no es necesario ni intervenir”, agrega.

       El aborto séptico constituye en la actualidad un problema médico, social y económico a nivel mundial: por la gran demanda de atención médica, por los elevados costos y por las tasas de morbilidad y mortalidad materna. “Las complicaciones por abortos inseguros consumen una gran proporción de recursos del sistema sanitario, quince veces más que la atención de un aborto de manera segura y puede significar una gravosa carga económica sobre el sistema de salud”, argumentan Anibal Faúndes y José Barzelatto en “El drama del aborto, en busca de un consenso”. Resulta mucho más conveniente enfrentar el problema: invertir en políticas de prevención y de atención frente a embarazos no deseados, que seguir negándolo.

El derecho sobre uno mismo

Como refieren Jorge Pailles y Luis María Aller Atucha, en el libro "La práctica delaborto en argentina" : “La mujer que ha decidido abortar está condicionada por el entorno, es el que la define y limita sus opciones. Cada situación depende del contexto social de pertenencia, el nivel de ingreso, si el ambiente es urbano o rural y otros factores culturales y sociales, pero todos tienen un denominador común: la ausencia de programas de planificación familiar”.



 “Los derechos sexuales y reproductivos son parte integral de los derechos humanos. Todas las personas tienen el derecho a decidir el número y el espaciamiento de sus hijos”, considera la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (Figo). Sin embargo, diez Ongs de nuestro país presentaron ante la Organización de Naciones Unidas un informe donde denuncianque el acceso a servicios de salud sexual yreproductiva está librado al arbitrio de la voluntad de los poderes ejecutivoslocales, incumpliendo el Estado nacional su obligación de garantizar los derechos humanos de toda la población.
      
Si se asume una política que tiene como bandera la defensa de los derechos humanos, no se puede ignorar el problema del aborto porque atenta contra los derechos individuales de las mujeres.     

 Para la abogada y referente del partido Libres del Sur, militante por la legalización del aborto, Victoria Vuoto, está claro que tenemos una legislación antigua, que tenemos una norma penal que tiene como fin prohibir que esa conducta se lleve a cabo, a través del temor a la sanción. Pero la norma no sólo no cumplió los objetivos, sino que generó gran cantidad de efectos adversos. Por eso resulta necesario que la práctica se introduzca en el ámbito de salud. “Cuando una mujer se encuentra frente a un embarazo no deseado o cuando desea planificar su maternidad, todo eso es parte de la política pública de salud de un gobierno, no del derecho penal, es un problema social, no se puede penalizar la pobreza, tampoco el aborto”, opina Vuoto.

  Por eso más de doscientas organizaciones de la sociedad civil se han reunido para presentar ante el Congreso un proyecto de ley que ya ha obtenido la firma de más de una veintena de diputados de las principales fuerzas políticas. Sin embargo, su debate legislativo continúa postergándose en la Cámara de Diputados. ¿Acaso las mujeres pobres, que mueren a causa de la penalización, no tienen poder político para los legisladores, no tienen carácter de urgencia?. 

 El problema nos transforma como sociedad, pero también como individuos, porque no sólo es imperioso modificar las legislaciones vigentes que acrecientan la injusticia social, sino cambiar nuestras actitudes, nuestro punto de vista frente al aborto. Únicamente el desarrollo de nuevas subjetividades puede implicar cambios estructurales en la sociedad. “El aborto constituye una clara señal de una fracaso social, el fracaso de millones de individuos para prevenir embarazos no deseados a través de la anticoncepción y el fracaso del gobierno para llenar las necesidades insatisfechas de la planificación familiar”, confirman Jorge Pailles y Luis María Aller Atucha. 

 Quitémonos las vendas, veamos a las cientos de mujeres que mueren por ser pobres, por nuestra negación, por nuestra desidia. La indiferencia gubernamental se contradice con las promesas políticas de igualdad y nos revela que, en verdad, perpetuar la inequidad sigue siendo la base de nuestro sistema.

En Mar del Plata el abuso sexual infantil se denuncia tres veces más que hace una década




 Por Tatiana Paz Russo

Desde que Nerón era emperador de Roma en el siglo I d.C y utilizaba a los bebés que tomaban pecho para que le practiquen sexo oral, enfermedad conocida como nepiofilia, hasta la actualidad,  la pedofilia, la pederastia  y el uso de niños como objeto sexual, continúa siendo un grave problema en nuestra sociedad.

A pesar de que en la práctica no se tiende a diferenciar los términos, existe la diferencia entre los pedófilos y los pederastas. La paidofilia o pedofilia es un trastorno mental, considerado como una enfermedad por la psiquiatría, que consiste en la atracción sexual hacia los niños pre- adolescentes que nunca termina en acceso carnal. La pederastia, en cambio, es la práctica sexual con menores de edad que suele ser violenta (en Argentina esta penada por la ley).

Si bien no hay un perfil psicológico exacto de estas personas, la licenciada en psicología  y titular del Cuerpo Técnico Auxiliar Penal Juvenil del Partido de General Pueyrredon, Beatriz Malbrán, y la titular de la Comisaría de la Mujer y La Familia de Mar del Plata,  subcomisaria Graciela Monsalve, coinciden en que son cuidadosos con su aspecto físico, controlan sus actitudes frente a los demás, son seductores y compradores, controlan a sus víctimas a tal punto que las hacen pensar que ellas provocaron el hecho. Otra característica que presentan, es negar hasta la muerte el daño que provocaron y a  diferencia de lo que se suele pensar, no todos los pedófilos y pederastas fueron golpeados o abusados sexual o psicológicamente cuando eran chicos.

“Los pederastas  llegan a sus víctimas a través de regalos, amenazas, por su “encanto” u otras cuestiones. Lo cierto es que una vez que se consumó el hecho es muy difícil que los delaten, lo que hace que el abuso perdure en el tiempo porque  la persona que lo sufre suele pensar que van a culparlo por lo que le pasó y prefiere no contarlo”, dice la licenciada Malbrán, y  agrega: “Esto se produce porque el victimario amenaza con que si la víctima habla nadie  va a creerle, la madre va a dejar de quererlo, enojarse  o rechazarlo, la familia se va a disolver, va a abusar de sus hermanos y en otras ocasiones que va a matar a alguien de su entorno”.

 A los pedófilos, en el noventa por ciento de los casos, les interesa contactarse con niñas que  buscan a través de  Internet. Crean un perfil falso en las redes sociales y se hacen pasar por un  par, de esa forma logran el contacto que esperaban, ya que lo único que les interesa es obtener imágenes de ellas. Por lo general después de hablar un tiempo, el pedófilo, termina contando  su verdadera edad y es ahí cuando la víctima  se asusta y quiere cortar el vínculo. Pero muy rara vez puede lograrlo, ya que la amenaza con mostrar las fotografías que previamente le mandó.

“En Mar del Plata no hay gente que trabaje con los abusadores, siempre se contiene a la víctima luego del hecho, pero nada se hace para prevenirlo ni tratar a este tipo de personas y eso es un grave problema”, asegura la Subcomisaria Monsalve que además aconseja hablar con los chicos y “enseñarles que nadie puede tocarlos y primordialmente creerles si nos dicen que alguien los manoseo o abuso sexualmente de ellos, no pueden inventar el abuso. Lo importante es generar confianza y  no asustarlos por lo que nos cuentan”.

“Es sumamente importante saber que un niño es incapaz de crear en su mente un abuso sexual porque a tan corta edad la sexualidad no esta instalada en su cabeza, por eso inmediatamente se le debe creer”, afirman las especialistas consultadas.

La Subcomisaria Monsalve, dice que los casos de abuso sexual hacia los niños se denuncian el triple que hace una década atrás, casi siempre suelen hacerlo las madres  y al igual que Malbrán destacan que “es muy importante que las denuncias se hagan lo más rápido posible”. La Comisaría de la Mujer cuanta con un gabinete interdisciplinario compuesto de profesionales en asistencia social, psicología y abogacía para poder ayudar a la víctima inmediatamente.

Los pederastas y pedófilos son como camaleones monstruosos que se ocultan fácilmente en la sociedad. Los hay de traje y corbata, de jean y zapatillas, con ojos claros u oscuros, rubios o morochos, altos o bajos, gordos o flacos, con o sin hijos, familiares o amigos, vecinos o amigos, conocidos o desconocidos, mujeres o varones, no hay formas de destinguirlos, es por eso que debemos estar atentos a nuestro alrededor y a las señales que dan los mas chiquitos.

Dónde denunciar

- Comisaría de la Mujer y La Familia. Independencia N° 2474. Piso 2°. Teléfono: (0223) 492-0019

- A.N.A (Asistencia del Niño Abusado).Colón N° 4485. Teléfono: 475-0000

- CAFER (Centro de Ayuda a la Familia en Riesgo). Bolívar N° 4252. Teléfono: 475-9485

- C.A.M.M (Centro de Apoyo a la Mujer Maltrada) Larrea N° 3291. Teléfono: (0223) 472-0524

El plástico y sus consecuencias




 Por María Florencia De Juan

Alta en el cielo, audaz se eleva en vuelo triunfal. No es el águila guerrera de Aurora, la canción en honor a la bandera argentina. Sino, una de las tantas bolsas plásticas que circula perdida en Mar del Plata.
La era del plástico nos rodea. Desde el film que cubre la carne en el supermercado, el cepillo de dientes con el que se enjuaga la boca todas las mañanas, el celular con el que se comunica, la botella de su bebida preferida y así la lista podría seguir infinitamente. Vale preguntarse cómo es que esta combinación de petróleo o gas natural con oxígeno o cloro llegó a nuestros hábitos de uso diario. Por un lado, su practicidad y su bajo costo, además de su durabilidad prolongada. Sin embargo, lo que se desconoce es la manera en la que el plástico puede afectar nuestro organismo.

Plástico en la sangre

Con más de 80mil tipos registrados, y gracias a sus aditivos altamente tóxicos, el plástico no sólo impacta en el ambiente y contamina el planeta tierra,  según la Organización Mundial de la Salud y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,  los disruptores endocrinos de este material derivado del petróleo son una amenaza grave que debe ser eliminada.
El plástico puede deformar nuestro organismo con sólo tocarlo y podría generar ansiedad inconcientemente. Personas con TOC –trastorno obsesivo compulsivo- abstenerse.

De todas maneras, las alteraciones que se presentan en los organismos por contacto a un ambiente contaminado depende del compuesto que se encuentre en la mezcla de plásticos o productos químicos utilizados. Y también, la vía de contacto. Los  biberones o mamaderas,  por ejemplo, solían fabricarse con el producto químico bisfenol A (BPA). En Estados Unidos, La Federación de Medicamentos y Alimentos, FDA, prohibió en julio de 2012 el uso de este producto químico en biberones y vasitos de entrenamiento después de que estudios científicos determinaran que existe un nivel de riesgo para la salud, sin embargo las empresas todavía lo utilizan, pero en menor cantidad. El BPA no sólo se encuentra en los biberones, sino también en diversos elementos plásticos como juguetes, y productos electrónicos.
CDs y DVDs, lentes de gafas, equipo médico y otros artículos afectan las hormonas que controlan el desarrollo del cerebro, el sistema reproductivo y el sistema inmunológico. Influyen también  en ciertas enfermedades como cáncer, infertilidad, Mal de Parkinson, autismo, deficiencias de atención y obesidad, entre otras.

 
El reciclaje en Mar del Plata

Los contaminantes de degradación lenta, como es el caso del plástico necesitan décadas para degradarse y por eso es esencial su reciclaje.
En el caso de Mar del Plata, la municipalidad implementó desde el año 2012 un nuevo sistema de reciclado de residuos, que consiste en separar lo reciclable en bolsas de color verde, en las cuales se colocan: vidrios, plástico, papel, metal y cartón, en lo posible limpios y libres de compuesto orgánicos. Estas bolsas deben ser sacadas a la vía pública para su recolección según un cronograma especial. Si bien el sistema en principio parece eficaz, el hecho de que no sea obligatorio genera que las bolsas se saquen según las necesidades del consumidor y que, los recolectores de basura terminen por recoger todas las bolsas juntas, aplastándolas en los camiones y mezclando así todo lo anteriormente separado con cautela. Ante esta problemática,  el propio intendente Gustavo Pulti, a través de la red social Twitter, expresó que los barrios del sur marplatense son los más incumplidores a la hora de respetar los días para sacar materiales recuperables en las bolsas verdes. Y además, a un año de la creación de este sistema, declaró que finalmente será obligatorio.

El primer mundo tampoco es el ejemplo

Se estima que EE.UU y Europa  consume el 80% de las bolsas plásticas que se producen en el mundo. Y, por razones técnicas y económicas el plástico es muy caro y complicado de reciclar. En EEUU el porcentaje de plásticos recuperados es del 7% mientras que en Europa del 25. ¿Y qué sucede con el resto?

Dentro de ese 25%, en términos de residuos generados por los consumidores europeos, en 2011 se recuperaron 14.3 millones de toneladas, un 58%.  Parece que no está mal como cifra, pero ¿a dónde va todo este plástico recuperado? Un 25% de esa cantidad, 3.4 millones de toneladas, se exportan, casi todo a China. En  Alemania o los países nórdicos más de la mitad es quemado en incineradoras. Así es que, de cada cuatro plásticos que el consumidor europeo pone en un contenedor “para reciclar”, dos son quemados, y uno exportado a China, donde será quemado o usado en downcycling.

Indigentes de cuatro patas




Por Joaquín Lledó,  Francisco Volpe y Juan Manuel Salas
 
En Mar del Plata hay alrededor de 20000 perros callejeros según las ONG dedicadas a la ayuda de animales, un dato que la Municipalidad desconoce porque nunca hizo un censo de este tipo. La ciudad carece de un plan oficial de contención, no tiene perrera y lo que se asocia con este término es el centro de Zoonosis, un lugar de atención veterinaria.

Si bien los números no son oficiales, basta con salir a la calle y observar: en Mar del Plata hay 80 barrios, en promedio da 250 perros callejeros en cada uno de ellos. Animales destinados a padecer hambre, frío, maltrato y una muerte olvidada.

El centro de Zoonosis se encarga de observar y vigilar a perros mordedores, peligrosos y también de castrar a canes y gatos para evitar su reproducción indiscriminada. Da vacunas antirrábicas gratuitas y promueve la adopción de animales abandonados en el lugar, que por los antecedentes que tienen, es muy difícil que una familia decida acogerlos.

Una de las principales ONG de protección y cuidado de animales en la ciudad es Los cuatro patas callejeros. Desde hace tres años se dedica a recaudar dinero para ayudar a perros y gatos sin hogar. En ese tiempo lograron rescatar cerca de 1000 ejemplares y un 80% fueron adoptados. También la organización ayuda a tres refugios de la ciudad (Bocha-Cristobalitos-Vela) y ofrece charlas de concientización sobre esterilización y responsabilidad en la tenencia de mascotas.

 
No hay ningún tipo de protección para los perros callejeros, hay ordenanzas municipales, pero están sin efecto. Nosotros presentamos propuestas y proyectos, pero no conseguimos nada”, dijo la presidenta de Los cuatro patas callejeros, Fernanda Vélez, sobre la poca acción que toma el municipio con los perros en las calles de la ciudad.

 
Fernanda destacó el nivel de los veterinarios del centro de Zoonosis y expresó apoyo a la gestión del lugar que “está cambiando para bien”. Pero  dijo que las condiciones en las que están los animales no son buenas: “La infraestructura es lamentable, no nos gusta ver a los perros en jaulas diminutas, nos gustaría que la comisión asesora armara un staff de personas que realicen jornadas de adopción más seguido y se preocupara por sacar a los animales de allí y mejorar las condiciones”.


El mundo siempre se dividió entre vencedores y vencidos, ricos y pobres, perros de raza y callejeros. Estas divisiones muchas veces son producto del azar, de haber nacido en un lado del hemisferio del mundo en un momento determinado, de que los padres de un can sean un macho campeón y una hembra con intachable pedigrí. 

Un cachorro de raza con papeles puede costar hasta 12000 pesos, con esa cantidad de dinero se podrían alimentar a 14 perros de la calle durante un año. 

Concientizar a la población de que al comprar un perro de raza se le da la espalda a un animal que sufre en la calle es el verdadero desafío al que las ONG de protección de mascotas y la municipalidad se enfrentan.


Cárcel de Perros
@juasalas

El centro de Zoonosis se encuentra en Hernandarias 10200, a unas cuadras del Hospital Interzonal. Que irónico es que los perros callejeros y sin recursos sean atendidos cerca de las personas sin obra social ni recursos.

El lugar cuenta con un quirófano en muy buen estado, aunque no impoluto como uno pensaría debería ser el lugar donde se realizan operaciones. Al lado un cuarto chico con varias jaulas; calor de verano húmedo y olor nauseabundo: mierda mezclada con remedios, pis y cuarto de geriátrico. Sólo un perro había en esas celdas, esperaba que sea su turno para ser castrado.

En un galpón largo como una cancha de futbol 5, había 40 jaulas, 40 perros únicamente podían estar ahí. Sólo canes con antecedentes de haber mordido.

El centro de Zoonosis no es la perrera que cualquiera supondría, funciona más bien como una cárcel, un lugar para mantener tras las rejas a los perros que mordieron a personas; desequilibrados, inadaptados sociales o quizás simplemente animales.

 Los perros en ningún momento están en libertad, sus jaulas miden aproximadamente un metro cuadrado, espacio suficiente para que den tres vueltas antes de echarse a dormir.
De noche están bajo techo y el resto del tiempo en otra jaula al aire libre, son alimentados y aseados mínimamente en el lugar dos veces por día. Aseados significa que les tiran un chorro frío desde una manguera para echarlos hacia el otro lado de la reja y poder limpiar tranquilamente los excrementos.

Entre los reos peludos y de cuatro patas se pueden distinguir una mayoría de rostros resignados, sin ganas de luchar o escaparse. Algunos, los más idealistas, todavía ladran como si el demonio se hubiese apoderado de ellos, una forma de manifestar, de decir: “¡Estamos vivos carajo y este lugar apesta a humano!”.

Tal vez no todos los perros lleguen a ir al cielo, como profesa una vieja película infantil, pero los pecadores pasan por este purgatorio que se llama centro de Zoonosis y una vez aquí, sea el cielo o el infierno, cualquier destino es mejor que esto, morir abandonado, en una eterna espera que no tiene ningún fin.

El virus del miedo



 

                                                                                                                      Por Juan Salas

En la Argentina, según las últimas estadísticas oficiales, existen unas 130  mil personas infectadas de SIDA, y los números con los que se propaga la epidemia crecen año a año. En nuestro país cambió la forma de transmisión: en los 80s y parte de los 90s la principal vía de transmisión era a través de las drogas intravenosas, ahora es por transmisión sexual. Antes los más afectados eran drogadictos y homosexuales, ahora heterosexuales y mujeres, por ser más vulnerables al contagio del  virus.
 En Mar del Plata cualquiera se puede hacer, de manera gratuita, el análisis para saber si tiene VIH o SIDA en el Instituto Nacional de Epidemiología “Dr. Juan H. Jara”, España 679.

 
   Jueves por la mañana y Fulano se levanta temprano. Se baña, se viste, se lava los dientes y sale sin desayunar, tiene que estar en ayuno para los análisis de sangre, para hacerse la prueba de VIH o SIDA, como quieran llamarlo.
  Está preocupado, durmió mal, imposible para él descansar con tantas pesadillas, cómo buscar el sueño cuando en su mente desfilaban noches en cualquier orden, recuerdos de mujeres, sexo, forros, excesos y la necesidad de saber si hubo algún error, algún descuido. Ese miedo porque el SIDA sea algo más que unas siglas, que una enfermedad de los que no tienen rostro, que una epidemia, que deje de ser un fantasma y se vuelva realidad, su realidad. 
  Camina lento yendo para el Instituto Nacional de Epidemiología “Dr. Juan H. Jara”. Desganado, se siente un paria por el sólo hecho de tener dudas e ir a hacerse el análisis, por la mínima posibilidad de estar infectado. Son pasadas las 9 de la mañana, está nublado, a punto de llover, el escenario ideal para que piense todo otra vez.
  La abstinencia es el único método seguro para evitar el contagio del VIH por transmisión sexual, pero Fulano no es tan extremista, siempre confió en los preservativos. Antes su gran preocupación era dejar a una chica embarazada, una a la que ni siquiera le preguntó su apellido, pero se da cuenta que el miedo es mayor porque nunca le pidió a ninguna un análisis de sangre. ¿Y cómo hacerlo? “Hola, ¿cómo te llamás, cuántos años tenés, tenés SIDA?”. No parece ser una buena forma de levantarse a una chica en un bar.
Se pregunta en qué momento el sexo se volvió tan peligroso. Entiende, tal vez tarde -o con paranoia-, que la vida es un bingo, que cuando a uno le toca, le toca. Que las noches de sexo con cualquiera son como jugar a la ruleta rusa: la bala no sale muchas veces y uno celebra el momento, la adrenalina le da sentido a la vida, pero con una bala es suficiente. Uno puede vivir con suerte, pero ¿por cuánto tiempo?
  Llega al Instituto de Epidemiología y lee un cartel: “En esta institución solamente se atienden pacientes con sospecha o diagnóstico de: tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual, HIV-SIDA o derivaciones de médicos por consulta”.
 Va hacia el mostrador y explica que es la primera vez que viene, toman sus datos, le dan el turno y lo mandan a esperar. Se sienta en un pasillo a que lo llamen, mientras mira a otras personas; a un tipo que esconde unos tatuajes que parecen de cárcel, a unas chicas que no superan los 18 años y a una pareja que se los ve muy contentos a punto de hacerse los prenupciales. Todos le esquivan la mirada, no quieren ver los ojos de quien se está por hacer EL análisis, de quien puede ser un nuevo paria.
  Pasaron unos largos 20 minutos, se abre una puerta y el psicólogo Carlos Krimer lo llama a Fulano para que pase. Krimer tiene unos 50 años, es el encargado de entrevistar a los que se van a hacer el estudio del HIV. Considera que el SIDA no sólo deprime al sistema inmunológico, sino que también emocionalmente a quien lo padece. Dice que es fundamental la contención y por eso él está especializado en este campo.
-¿Venís por el HIV?
-Por el estudio, sí.
-¿Cuántos años tenés?
-28.
-¿Es la primera vez que te hacés este estudio?
-Sí.
-¿Tuviste sexo sin protección?
-Sí.
-¿Tenés pareja estable?
-No, por eso yo quería saber cada cuánto recomienda usted que uno se haga este análisis.
-No pibe, yo recomiendo que uses profiláctico siempre. Este estudio no es una vacuna, sirve para que vos te enteres si te contagiaste o no. Igual eso es mucho, es un problema al ser una enfermedad asintomática, porque hay muchas personas que no saben que portan HIV y por esa ignorancia se propaga más la epidemia.
-Pero qué probabilidad puedo tener yo de contagiarme, en el sexo oral nunca usé protección y bueno…
-En el sexo oral hay riesgo de contagio, pero menos que en la penetración. No te puedo decir qué probabilidad hay, porque no se sabe, no es exacto, pero si evitás ciertas prácticas o te cuidás más es menos riesgoso.
-Es bueno saberlo, pero estaba más tranquilo en la ignorancia.
- Listo andá a pedir la jeringa descartable, suerte y usá siempre profiláctico así no te hacés nunca más este análisis.

  Otra vez espera, la preocupación, las dudas. Nuevas personas en la sala agachan la cabeza, otra vez le esquivan la mirada. El tipo del tatuaje ya no está, las adolescentes se fueron y la parejita feliz de los prenupciales vive el momento del análisis como el preámbulo de su matrimonio, mientras que Fulano lo vive como el preámbulo de convertirse en un fantasma vivo. Lo llaman, el trato con la enfermera es cordial. Le busca la vena, le pincha el brazo con la aguja y le saca sangre, roja, espesa ¿saludable?
  Los miedos de Fulano son como los de Mengano o Sutana, son los miedos de amigos de amigos que pasaron por lo mismo, de conocidos lejanos. El SIDA es eso lejano que pensamos sólo le puede pasar a otros.
  El miedo de Fulano es real, una posibilidad que existe. Fulano puede ser cualquiera, pero hoy se llama Juan Manuel Salas, quien escribe estas líneas y, en 15 días, cuando tenga los resultados de sus análisis será como tener una pistola apuntando a su cabeza jugando a la ruleta rusa, con la esperanza de que al leerlos, apretar el gatillo y que la bala no salga.